
Para mí, lo peor de las dictaduras, no es la persecución del disidente, con ser ya eso lo suficientemente malo de por sí, sino el efecto de hacer que personas aparentemente normales, sanas de juicio e inteligentes, se crean sus mentiras y se sumen a sus prácticas despersonalizadoras. Y esto creo que es una parte de lo que denuncia este relato.