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Convengo en que este espacio es muy intuitivo y facilita mucho la interactuación. Es una pena que los administradores se muestren tan dejados. Si no existiese el ranking, sería perfecto, ya que muchos de los escritores que se han marchado continuarían probablemente enriqueciéndonos con sus buenos aportes literarios. Ojalá algún día desaparezca la tontuna del ranking. Por lo demás, larga vida a "Tus Relatos"Alzo mi copa por el optimismo, pese a que no siempre el optimismo haya alzado la suya por mí. En todo caso, siempre será mejor ver el mundo con luces que no con sombras, por más que estas últimas sean a menudo acerbas y amenazantes... Muy bien escrito, con una prosa admirable y un léxico ciertamente rico.Muy bello y conmovedor poema, Ana. Todos llevamos en nuestras vidas hojas en blanco que no quisimos llenar con palabras, pero que, sin embargo, esconden tanto sentimiento, tanta emoción, a veces tanto dolor.... Un sentido abrazo, querida AnaUn relato tan corto y, sin embargo, tan lleno de metáforas para describir la triste realidad de muchas mujeres. Las figuras retóricas dan en este caso un empaque magistral al relato. Un abrazo, LeoSiempre he dicho que escribir es un modo (uno de los mejores) de exorcizar los demonios internos. Sin duda, una terapia muy recomendable.Gracias, Ana y Ramón, por vuestros comentarios. Celebro que os resultase entretenido este relato. Un fuerte abrazo para ambosOriginal, brillante, divertido, ingenioso y fantásticamente escrito. Es una pasada pasarse de vez en cuando por aquí y leer cosas como esta. Siempre es un placer leerte, Yolanda.Preciosa alegoría, Axouxere. Me gustó mucho. Lo cierto es que todos necesitamos, aunque sea de vez en cuando, gozar de la maravillosa satisfacción que supone ser tocados por las manos de la Euforia.Expandir las emociones a través de las palabras siempre será una magnífica terapia, y para ello el mejor cauce es el que nos proporciona la poesía. Gracias por compartir tus emociones y feliz día de la poesía, querida Seren.Bonito homenaje a los gorriones. No sé si conoces la historia de Frank Watherman, el último prisionero de Alcatraz (hay una película fantástica sobre su vida titulada "El hombre de Alcatraz"), quien cierta noche encontró bajo la lluvia una cría de gorrión, a la que cuidó y luego estudió, convirtiéndose con el tiempo en un prestigioso ornitólogo autodidacta.Muy interesante. Me recordó a la fábula de la cigarra y la hormigaMuy buena reflexión. Está claro que callarnos lo que nos atormenta nunca es solución, ya que lo que hace es aumentar la herida. Es necesario, por el contrario, airearlo, soltarlo, exorcizar mediante palabras esos demonios que por dentro nos corroen.Un nuevo apólogo donde nos evidencias tu maestría en este tipo de textos. Muy bueno, como siempreQué bello y conmovedor texto, Leomaría. Aun siendo triste en su esencia, incluso desolador, el exquisito modo en que manejas la prosa lo hace bello.Un relato inquietante que finalmente desvela un final donde nada hay paranormal. Y es que los verdaderos monstruos son siempre los vivos, no los muertos.
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