
Tuve una buena vida, viví bajo mis reglas, intente ser lo más noble que mi humanidad me permitió, ame muchísimo y a muchos, me amaron muchísimo, fui inmensamente feliz.
Esto es lo que pasa cuando no hay mucho que hacer en la oficina y estas cargada de sentimientos: Te pones a escribir...
GABRIEL GARCIA MARQUEZ
¿Qué epitafio te gustaría tener?FUE AMADA
¿Cuál es la frase perfecta?PIENSO LUEGO EXISTO
¿Qué libro te ha impresionado más?EL EXORCISTA
¿Algún libro te parece insuperable?EL PRINCIPITO
Tuve una buena vida, viví bajo mis reglas, intente ser lo más noble que mi humanidad me permitió, ame muchísimo y a muchos, me amaron muchísimo, fui inmensamente feliz.
De pronto dejo de luchar con ella, ya no discuto ni le doy argumentos para convencerla de que no está bien. Cierro los ojos y la dejo viajar, la dejo alejarse y la dejo recordar.
El sonido de la puerta principal cerrándose me da el aviso que estaba esperando. Es el fin de un largo día de oficina. Apago la computadora, cojo mi cartera, me coloco los audífonos, busco la lista de reproducción indicada y empiezo a caminar. 10 cuadras de distancia me separan de la casa de mi abuela, el cielo esta nublado y gris. El clima perfecto para caminar y pensar.
Sus manos empiezan a tocar mi pecho esparciendo un gel frio y viscoso. Un calambre en el estómago es el inicio de una extraña sensación que nunca antes había experimentado. Una bola de fuego desciende desde mis estomago hacia áreas menos exploradas y un ligero rubor cubre mis mejillas.
Salí del baño, tomé la cartera y empecé a caminar con prisa hacia la salida. Al llegar a la entrada, estiré la mano para girar el pomo y me detuve. No podía salir aún, sabía que él estaba afuera esperándome.
El terror me invadió por completo, mis piernas estaban clavadas al suelo sin que pudiera moverlas para salir corriendo, mi voz se apagó y mi corazón se encogió. Mientras te acercabas a mí sentía como las voces se hacían más fuertes, ya no susurraban ahora gritaban con desesperación
La tranquilidad de la mañana fue interrumpida por el estrepitoso sonido del despertador. Como todos los días busque entre sueños algún objeto contundente para destrozar aquel artefacto maligno. Cuando ya tenía ubicada una vieja zapatilla recordé que ya era viernes. Hoy era el día!
No soy de la clase de personas que arregla citas por internet. Creo que eso nunca funciona y que además, es muy peligroso. Aun no entiendo cómo fue que instalé ese programa ni como empezamos a conversar.
¿Recuerdan la mítica escena de un alien emergiendo del pecho de una persona, entre sangre, desesperación y pánico? Me paso lo mismo, bueno mas o menos lo mismo.
Llevaba al menos 3 horas mirando el reloj impacientemente. Cada minuto que pasaba me acercaba más al momento del encuentro. Habían pasado dos años y 6 meses desde que me rompió el corazón en mil pedazos y le grité que había muerto para mí. Un buen día descubrí que tenía varios mensajes sin leer de mi antiguo amor, dos de ellos para saludarme por mi cumpleaños y uno más indicando que necesitaba explicarme algunas cosas. Después de pensarlo mucho decidí escribirle y pactar una fecha de encuentro para conversar.
En ocasiones las discusiones mas acaloradas y las polémicas mas interesantes no ocurren entre dos personas sino en la cabeza de una sola.
Me pregunto si podrás escucharme y si sabrás cuanto te extraño. Me pregunto si podrás leer esto y me pregunto si no me quedo corto el vocabulario.
Estoy sola pero no busco dejar de estarlo... por ahora me la estoy pasando bien!