


Suaves dunas de neuronas
Bailan sin sentido
En un desierto de olvido.
Las olas rompen, remueven
Los cielos,
Las tumbas,
Los robles se tuercen y caen
En arenas profundas.
¡Ancestral guerra del hombre!
La de su mente y corazón,
Albiros de un horizonte
Más, a su mirada impotente
La neblina cubre otra vez su razón.
Negrura y remordimiento,
Apagados por la sed ansiosa
De olvidar tan realidad penosa.
Desgraciados son ellos,
Y lo saben, se resisten,
Reparten migas a destellos
Ven que luego les dicen “Ten”
Pero Locura les dice que olviden.
Un fuerte golpe en la frente
Ayuda a mucha gente
A huir del problema latente.
No es cobardía,
No es debilidad,
Es la esperanza
A una mejor verdad.
y comenta
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Me ha gustado mucho. Enhorabuena.Curioso, gracias por compartir... Con afecto, Dulce Soledad Suárez
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Segundo capítulo de esta intrigada historia. El joven periodista se ve envuelto en un asunto misterioso, y las cosas empiezan a descontrolarse. Hay que decir que no es un chico que tenga decisiones acertadas.
Siempre influenciamos en el estado anímico de las personas que nos quieren y admiran; tenemos que ir con mucho cuidado, pues nuestras actitudes y acciones hacia esas personas pueden cambiarles la vida, para bien o para mal, aún sin ni siquiera darnos cuenta. Esta es la carta de un chico hacia su hermano mayor, que partió sin previo aviso, dejando su casa sombría y melancólica, y las consecuencias que tuvo esta marcha para el hermano pequeño.