Micro fantasy

El meteorito cayó en el mar levantando una ola gigante que avanzaba como muro infranqueable llevándose por delante todo lo que encontraba.

A caballo de la ola unos seres extraños que cabalgaban sobre peces enormes se acercaban a tierra firme tridentes en mano.

La ola iba perdiendo intensidad y las gentes veían avanzar a la orilla el  increíble ejército.

                Los recibieron con armas, tanques y cazas pero aunque la apariencia de esos seres era primitiva y casi ridícula los hombres no intuyeron lo que se les venía encima. Eran Dioses, Dioses del Olimpo que gobernaban los fenómenos  meteorológicos a su antojo respondiendo a los disparos con tornados, maremotos y huracanes.

                De las entrañas de la Tierra surgió una figura gigante, bella, vestida de blanco, con un largo velo en sus manos.  Lo extendió sobre todos los hombres protegiéndolos.

— ¡Cambiarán! —Gritaba— ¡Lo han entendido! A partir de ahora cuidarán el planeta.

Los seres surgidos del mar frenaron su avance, las llamas de sus ojos se apagaron y todos a una desaparecieron engullidos por las aguas saladas.

La bella figura dirigió un dedo acusador hacia todos los hombres desapareciendo luego por el mismo lugar del que había venido, sin pronunciar palabra.