


reflexión sobre la depresión
Existe en el alma un nutrido sentimiento de culpa.
un buen hoyo emocional del que uno mismo no puede salir.
y que tarde o temprano acaba por ser visible a largas distancias
(siempre y cuando se quiera ver)
el caso es que existe -indudablemente- un sentimiento de distancia emocional bárbaro.
y cuando tras meses de agónica lucha interna alguien por un casual -o no- descubre -o aun peor, se interesa- por este sufrimiento y esta desolación
siempre existe gente que querrá estar al lado de los desolados (solo hasta el "lo siento, tengo que marcharme (porqué mi vida tiene más sentido que la tuya y tengo faena y no esas futilidades de pensamiento))".
el caso es que tras contar infinidad de batallas que no necesariamente son grandiosas o complicadas; acostumbran a ser que cuesta encararlas, se viven con demasiada intensidad o no se han sabido superar;
el caso es que tu estas en tu hoyo. y ellos te dan unas palmaditas en la espalda. no se acercan demasiado por lo del contagio emocional ("ríe y todos querrán reír contigo, llora y lloraras solo") y se marca una Inmensa distancia emocional. La conversación se convierte en una llamada a larga distancia con el recargo inevitable de volver a hacer frente a unos problemas que no sabes solucionar y que encima te parecen insignificantes en comparación con los de otros. Y hablar de depresión solo aumenta el sentimiento de depresión -a la vez que proporciona un nuevo enfoque extraído de la otra persona, claro está, que sigue manteniendo las distancias (jodido loco paranoico).
y bum. os separáis. tu te sientes más en tu hoyo. que por algún efecto de Gestalt te hace parecer que es más profundo porqué los demás están fuera, arriba y lejos. inmensamente lejos.
y bum de nuevo. por la noche te llama. a larga distancia. no emocional, sino telefónica. (la noche trae consigo lo mejor y lo peor de la soledad) y la persona empieza a contarte sus problemas. esos que eran tan insignificantes. esos con los que esa persona no puede vivir. que no sabe como superar. y entonces te sientes tú superior-que antes te imaginabas jugueteando con un cuchillo sobre tu brazo-. te sientes superior porqué no son tus problemas. y marcas una extraña distancia que a la vez interpretas como cercanía. porqué entiendes que todos están en un hoyo muy muy Muy parecido. Demasiado. y la idea tan lamida de compararlo con que todo el mundo lleva máscaras te parece simplemente despreciable. pero todos están en el hoyo. y unos miran desde arriba a los que están desde abajo por un curioso efecto de la Gestalt.
y cuando evitas que ese ataque depresivo con ansiedad llegara a extremos mayores y esa persona se duerme, tu estas sencillamente agotado. física y mentalmente.
piensas que quizás no estés tan mal. piensas que quizás así se pueda superar (aunque el coste sea inmenso:demostrado queda). sonríes levemente, sabiendo, que probablemente en muy poco tiempo volverás a sentirte en la misma situación: solo, 'a-distancia' de todos y todo cuanto te rodea, auto-destructivo y culpable por no saber resolver unos problemas que juzgas nimios.
pero no esta noche. porqué tu te sientes agotado (más agotado que mentalmente sano) pero con felicidad. desahogado, indudablemente.
y solo piensas en los de la Gestalt y sus efectos ópticos.
y comenta
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Interesante.De la depresión, cuanto menos la des de comer mejor.Aunque habrá casos y casos sin duda.. Saludos
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Llevo mucho tiempo apolillado en algo que antes era vital para mí, así que voy a intentar ir retomando una de aquellas cosas que tanto me gustaban. El relato es la continuación de una serie de escritos que hay perdidos por ahí, no más de 3 o 4. No creo que sean realmente necesarios para entender nada, pero le dan un jugo de que viene de atrás bastante interesante, a mi parecer.
Todos hemos sentido alguna vez esa incomodidad de pasar por un pasillo oscuro aun saber que no había nada ahí. Bueno, pues intento llevar eso un poco más lejos. Hace mucho, demasiado, que no escribo; y más aún que no publico aquí. Me encantaría recibir feedback de este texto para saber si convertirlo en un capítulo de algo más grande o dejarlo en lo que es hoy.
tengo tanto amor por dar, tanta felicidad por compartir. / he aquí mi voz, fuerte para este canto