


Arabian Times
Reales |
16.12.06
Sinopsis
De la interna oscuridad de las tres teteras ascendían hilillos de humo que se perdían contra el techo, jugueteando al azar. La noche avanzaba sonrosada hasta el amanecer. "Por una cabeza", las tres teteras suspiraban sin entender que el amor no se puede medir. Mis ojos observaban con una parte de esperanza, mirando a los demás clientes de la tetería, justo cuando el caliente líquido palestino alcanzaba mi interior.
Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.
-Y sin embargo -dijo José-, yo nunca me he arrepentido de amar.
-Es curioso como a veces intentamos controlar las pasiones. Yo... simplemente ... no se si puedo hacerlo -lo dije mirando a una de las tres teteras que exhalaba olor a hierbabuena.
Antonio sostenía por el mango una de las teteras. El traslúcido té morado llenó la taza hasta poco más de la mitad con el sonido risueño que escapaba del pitorro, así después la tetera volvió a reposar sobre la mesa y Antonio se llevó el borde de la tacita a los labios.
Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.
Los suaves contornos de luces de la tetería se ajustaban a la calidez que ofrecía el establecimiento, y nosotros tres, manteniendo las tazas, manteniendo el té, no hablabamos sino que repartiamos palabras entre sorbo y sorbo. Murcia disfrutaba de una fría noche de claveles nocturnos mientras con destellos, la mayor fuerza de las estrellas brillaban sobre los tejados de las casas, los edificios, la catedral... Antonio, José y yo, sentados en el acolchado de la tetería profundizabamos entre un ambiente de olores al vapor y luces de bohemia.
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y burlona mujer.
Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.
-Y sin embargo -dijo José-, yo nunca me he arrepentido de amar.
-Es curioso como a veces intentamos controlar las pasiones. Yo... simplemente ... no se si puedo hacerlo -lo dije mirando a una de las tres teteras que exhalaba olor a hierbabuena.
Antonio sostenía por el mango una de las teteras. El traslúcido té morado llenó la taza hasta poco más de la mitad con el sonido risueño que escapaba del pitorro, así después la tetera volvió a reposar sobre la mesa y Antonio se llevó el borde de la tacita a los labios.
Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.
Los suaves contornos de luces de la tetería se ajustaban a la calidez que ofrecía el establecimiento, y nosotros tres, manteniendo las tazas, manteniendo el té, no hablabamos sino que repartiamos palabras entre sorbo y sorbo. Murcia disfrutaba de una fría noche de claveles nocturnos mientras con destellos, la mayor fuerza de las estrellas brillaban sobre los tejados de las casas, los edificios, la catedral... Antonio, José y yo, sentados en el acolchado de la tetería profundizabamos entre un ambiente de olores al vapor y luces de bohemia.
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y burlona mujer.
Por una cabeza: Alfredo Le Pera
Valora
y comenta
y comenta
Valora este relato:
-
El ambiente me convence pero creo que le falta un poco más de contenido, de desarrolloRegu-bueno.
Tienda
La Vida Misma
€4.95 EUR
Cuatro minutos
€2.99 EUR
Cien años de sobriedad
€2.99 EUR
La otra cara de la supervivencia
€2.99 EUR
El secreto de las letras
€2.99 EUR
En tardes de café
€2.99 EUR
De frikimonstruos y cuentoschinos
€2.99 EUR
Vampiros, licántropos y otras esencias misteriosas
€2.99 EUR
Chupito de orujo
€2.99 EUR
Grandes Relatos en Español
€4.95 EUR
Sin respiración
€3.95 EUR
Creación Colectiva
Hay 17 historias abiertas
Relatos construidos entre varios autores. ¡Continúa tú con el relato colectivo!
17.09.20
11.09.20
10.03.20
04.03.20
15.08.19
Reseñas

