


CICATRIZ
Poesía |
19.09.06
Sinopsis
Todas aquellas batallas se han llevado mi corazón, me han sacado mi mente y me han transformado en una máquina que solo busca probar la carne y la muerte de otros… pero llega el día en que me doy cuenta lentamente que… yo también me encuentro muerto, que a pesar de seguir caminando, de seguir matando y de continuar existiendo, mi cuerpo está muerto, muerto como todos los otros cuerpos que maté…
La soledad acecha por los pasillos de mi palacio interior, buscando la sala central para entrar y acuchillar lentamente mi alma que se consume y se funde con la daga que penetra violentamente en su cuerpo sin forma.
Los hombres somos tan ciegos, que no nos damos cuenta que allá, fuera de nuestra propia esfera, miles de seres habitan y nos rodean esperando el momento para darse a conocer… yo, era uno de esos humanos que podían ver a esos seres, por eso me vi en la obligación de no dejar que las criaturas ocultas destruyeran nuestro mundo. Me uní al “ejército blanco” que buscaba apartar a esas especies de nuestro planeta. Poco a poco, la espada de mi soledad tomó forma exterior y me sirvió para alimentarme de la sangre de los vencidos. Hasta que un día… la espada sirvió para auto flagelarme y formar cicatrices en mi propio cuerpo sin saberlo.
Las cicatrices fueron creciendo, y tomando forma, la daga de mi soledad me hacía daño y yo no lo sabía, entonces sucedió: la espada me asesinó, y me arrojó en un abismo oscuro y lejano.
Ahora busco dentro de los rincones de mi palacio interior, busco al soledad para que me libere de este tormento, busco a la soledad pero no la encuentro…
La soledad acecha por los pasillos de mi palacio interior, buscando la sala central para entrar y acuchillar lentamente mi alma que se consume y se funde con la daga que penetra violentamente en su cuerpo sin forma.
Los hombres somos tan ciegos, que no nos damos cuenta que allá, fuera de nuestra propia esfera, miles de seres habitan y nos rodean esperando el momento para darse a conocer… yo, era uno de esos humanos que podían ver a esos seres, por eso me vi en la obligación de no dejar que las criaturas ocultas destruyeran nuestro mundo. Me uní al “ejército blanco” que buscaba apartar a esas especies de nuestro planeta. Poco a poco, la espada de mi soledad tomó forma exterior y me sirvió para alimentarme de la sangre de los vencidos. Hasta que un día… la espada sirvió para auto flagelarme y formar cicatrices en mi propio cuerpo sin saberlo.
Las cicatrices fueron creciendo, y tomando forma, la daga de mi soledad me hacía daño y yo no lo sabía, entonces sucedió: la espada me asesinó, y me arrojó en un abismo oscuro y lejano.
Ahora busco dentro de los rincones de mi palacio interior, busco al soledad para que me libere de este tormento, busco a la soledad pero no la encuentro…
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Es muy bonito, pero hay una parte que solo tú comprendes.
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