


Quería eliminar aquellas fuerzas instintivas de un plumazo. Quería eliminar la feminidad por la que me sentía acechada. Juraría que era solo un cachorro pero su presencia me sacaba de quicio. No podía seguir viviendo cerca de esa vida animal que me hacía sentirme atacada. Ponía mis nervios de punta. Dicen que era una especie en extinción y yo tuve la suerte para muchos y desgracia para mi de cuidar de aquel ejemplar.
Lo que no sabía era que fuese tan difícil acabar con aquella pequeña vida. Juré que no quería hacerlo, que le amaba pero no le soportaba. Después de muchos intentos haciéndole morir intencionadamente recuerdo que alguien me ayudo a meterlo en aquella pequeña caja de madera. Era un hombre alto robusto estaba decidido en matarle, aún más que yo. Dice que solo quería ayudarme, presionó un trozo de madera roto de aquella caja que agarraba en mis manos temblorosas contra su pequeño cráneo.
Nunca quise ser cómplice de asesinato. Ese pequeño animal simbolizaba mi vida. Tenía todo lo que quería, juraría que era la reencarnación de alguien a quien nunca dejé de amar.
Lloré al observar como se levantaba mareado, su cabeza ensangrentada sin apenas sujetarse en su pequeño cuerpo. Ahora su muerte prematura me comenzó a incomodar más que su anterior presencia. Caí al suelo mareada por causa de aquella imagen que no pude sacar de mi cabeza y por aquel olor a putrefacción.
Agraciadamente desperté. Sólo era una pesadilla.
y comenta
-
Alivio al despertar. Un saludoOye, muy bien descrito.Ya tenía la imagen de una depredadora. Espectacular el giro final. Felicitaciones Dana!!ufff .... menos mal .....