


¿Donde está el muerto?
El arrogante mayordomo, su temible candelabro. Los Wilson y su médico enganchado al láudano. El niño huérfano, desnutrido, que mira al suelo con la gorra apretada entre ambas manos. El joven alemán que en el camino averió su coche y siempre sonriendo dice Ja. El consumido Conde y las desbordantes, blancas, siempre lechales carnes de su esposa a la que sólo escuchas masticar. El pálido niño con cara de fallecí ayer, sus oscuros ojos que no se apartan de ti. El obeso exportador de tabaco cuyo leit motiv, bandera y bastión es la diferencia de clases. El diabético reverendo que a boca llena te dice que “hoy hará una excepción”. El cojonero caniche y su escarlata lazo que come de la boca de una lúbrica dueña que nunca supo decir que no.
Todos sin excepción, alabaron al Chef, maravillándose de lo sabroso y tierno que estaba el sangrante solomillo.
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Me recuerda a los Diez negritos, pero condensado en un micro relato... Muy ingenioso... Slds, rafa Núñezresulta curioso el tejido de imágenes de personajes de tipo victoriano para llegar al final tipo "fue el mayordomo, siempre es el mayordomo". Siempre resulta grato un microrrelato como este. Saludos.
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Parónima de carácter cómico compuesta por estaciones del Metro de Madrid.
Un hombre a punta de pistola te obliga a escribir un relato con un final tan feliz y lleno de perdices que "aquello va a acabar pareciendo un cochino tratado de pájaros"