


Luna salía siempre de noche, descalza; caminaba como si sus pies se deslizasen sobre la tierra, sin apenas pisarla, y el viento recorría sus brazos, con resplandores blancos. Levantaba la vista y miraba hacia arriba, a la oscuridad brumosa, y seguía el camino que tan bien conocía.
Todos observaban la dirección de sus ojos, pero nadie percibía nada, ninguna silueta, ninguna persona, aunque ella pareciera mantener secretos o diálogos con algún extraño.
-¿Con quién? -se preguntaban- si en el cielo tan solo estaba el astro rojo.
-Es una chica extraña -afirmaban.
Alguna vez alguien intentó arrastrarla, apartarla de la noche, y Luna hundió tanto las uñas en aquel que se alejó maldiciendo. Y comenzaron a llamarla la loca de la noche, más que loca, que medio desnuda, salía al frío y las sombras, a hurtadillas, vestida de blanco y plata; pero ni los insultos la importunaban, porque Luna parecía siempre hechizada. Y volvía después sobre sus pasos, sobre la hora del alba, y caía en la cama. A medida que avanzaba el día, los lugareños se asomaban a su ventana, y la husmeaban. Su cama siempre cubierta de escarcha y lágrimas. Algunos querían entrar, Dios sabe con qué motivos, pero el guardián vestido de amarillo y rojo guardaba su puerta, y cuando algunos intentaban girar su pomo, se quemaban, como si los dedos que protegían su madera fueran de fuego. Después, el extraño rubio se alejaba, y miraba también hacia arriba, aunque jamás nadie osó preguntarle qué es lo que observaba, o a dónde se dirigía, y se limitaban a apartarse de su camino, temerosos, preguntándose tan solo si también él dormiría con lágrimas en su cama, si también él guardaría algún secreto como ella, algún secreto que a la vez los unía y los separaba.
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Muy sugestivas imágenes. A mi juicio excelentes metáforas y simbolismos entorno a la luna y el sol. Fue un placer. Pienso que escribes muy bien.
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Sandra remueve el salón: espía cojines, arrastra sillas y sillones, otea bajo muebles.
Gara y Jonay vivieron en una isla perdida, y aunque desaparecieron, sus nombres y su leyenda llegaron a nuestros dias.


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Por momentos con manos ansiosas para trazar, o narrar alguna historia. Siempre A la búsqueda del artista, que viene y va; a veces deja algo, hay que atraparle en cuanto asoma la cabeza. Pero, ¿cómo? ¿Y cómo se describe este? Por momentos se dice un gran artista que busca el momento (risas), y después se dice no serlo. Y con todo, aún dice, dice, que es posible recibir magia e inventar sueños. Buahh, estará loco. A veces busca al artista, y mira y palpa sus gestos y sus dedos, y escribe, y anota siempre lo que le viene en gana, siempre y como quiere, ¡nunca como le dicen! Y ahora va y dice: ¡Vive!, ¡siente!, ¡y sé libre!