


Hay veces en que brindar no es agradable
-De acuerdo, voy para allí. – Cristóbal cuelga el teléfono y con paso pausado comienza a descender las escaleras de su casa que le llevan a la bodega. No pulsa el interruptor , le gusta verla en penumbra únicamente iluminada con la poca luz que entra por los pequeños y polvorientos ventanucos que dan al exterior. Coge la botella, un “Viña Pedrosa Gran Reserva” de la añada 2006 y saca dos copas del mueble de su izquierda. La botella parece hipnotizarlo y la bodega desaparece de su vista mientras su mente evoca un recuerdo de días pasados:
“-Cristóbal, no le des más vueltas, ya lo tengo decidido es lo mejor para mí, me conoces sabes cómo soy y lo que me gusta-.
-Por dios Tomas, no lo hagas, es una decisión equivocada, te han ofrecido alternativas que ni te has molestado en valorarlas no seas egoísta y no vayas por ese camino – replico Cristóbal a su hermano entre la desesperación y la ira.
-No, ya he tomado la decisión y en cuanto solucione todo el papeleo que tengo pendiente lo haré y no hay nada más que hablar. Y además no te he pedido que vinieras para discutir sobre esto, otra vez, sino para que me acompañes a la vinoteca de Txumari para elegir el vino con el que vamos a celebrar mi éxito. Quiero que cuando haya cumplido mi objetivo lo celebres y yo estaré brindando contigo.
La vinoteca de Txumari tiene un encanto especial, los botelleros de madera de nogal recorren las paredes del local y en sus botellas se posan los rayos de sol que entran por las grandes cristaleras provocando en la estancia reflejos de tonos verdes, amarillos y rosados que sumergen al cliente en un ambiente misterioso y casi monacal. Cristóbal observa como a su hermano se le ilumina la mirada, es todo un gourmet siempre le ha gustado la buena vida, el buen comer y el buen beber; Ahí viene Tomas mostrándole la botella que ha elegido un “Viña Pedrosa Gran Reserva” del que por lo visto hay que saber que se trata de un vino serio, fino que destaca por su fruta roja, su nariz clásica con un toque láctico, especiado y aromático… a saber que significaba todo eso.”
De vuelta a la realidad y a su bodega en penumbra, Cristóbal, con esa misma botella llena las dos copas, las hace brindar y de su garganta sale un triste y lánguido –“Por tú éxito”; Esta vez su hermano que siempre ha sido un gran vividor y un gran luchador, se ha rendido y no ha querido afrontar el futuro que le esperaba como titular de un grave enfermedad degenerativa… Mientras llena una segunda copa rememora la llamada de hace unos minutos:
-Sr. Montes le llamamos de la Comisaria de Policía de San Martín, lamentamos comunicarle que hemos hallado el cuerpo sin vida de su hermano, por favor acuda a la calle desengaño nº 20 para proceder al reconocimiento del cuerpo.
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Escribe tus comentarios...Es una opción personal. Un relato crudo que me deja pensando en casos cercanos.Estupendo relato, felicidadesEscribe tus comentarios...