


Sabía que ya nada sería igual....Elisa despertó con almíbar en los labios, con el profundo deseo de un instante perpetuo, un capricho tornado en pasión...en el fondo sabía que era un placer efímero, intermitente en el tiempo. Se deslizó entre las sábanas, observando de espaldas al joven Mario mientras este reposaba placido y ajeno a lo que habría de suceder instantes después, tomó su ropa y tras detenerse unos segundos para acariciar con su mano temblorosa el armónico conjunto de su cabeza, se vistió, caminó descalza por el pasillo para no hacer ruido, echando la vista atrás, sus zapatos de tacón en la mano derecha acompañaban con suave balanceó el movimiento de sus piernas al caminar en semipenumbra por aquel angosto pasillo, abrió la puerta, dejando tras de sí las huellas de unos pies tibios cansados de caminar sobre el frío mármol...ya en el rellano, se puso los zapatos, y con paso firme continuó su camino, sabía que ese amanecer sus pies se reencontrarían de nuevo con el calor de siempre, el que la esperaba en casa
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Bien expresado con dinamismo y elegancia. Sutil. Aunque me habría gustado una breve descripción de ekka. Un final de los que me gustan, a mi estilo. Gracias por leerme y valorar. Eché a faltar tu comentario. Un saludo Noha


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Apasionada y soñadora, viajera y navegante que cada día descubre una región de su alma.....