


La diversidad del pensamiento refleja la realidad social, enfrentándola al desafío del respeto y la tolerancia en el desenvolvimiento colectivo del ser humano. La presente historia es un ejemplo de los diferentes raciocinios que confluyen en el desarrollo cultural de la humanidad, independientemente del entorno.
La Vereda 2 es parte de un vecindario pequeño, de poca tasa demográfica, que ha ido formado por las propias familias de generación en generación, privilegiado por ser una zona tranquila, de ambiente popular y de cálido trato entre su gente. Como cualquier lugar del mundo, posee diferentes sitios de comercios: farmacia, centro de asistencia médica, pulperías, mini market, colegio, biblioteca, núcleo cultural, cancha deportiva, una iglesia católica y otra evangélica. Está conformado por viviendas unifamiliares, que comparten diseño y adosamiento, pero, su acceso es de construcción independiente.
En una de esas edificaciones, identificada con la número 35, funcionaba una modistería atendida por su dueña, Doña María Mercedes Salazar, dedicaba al arreglo y confección de ropas, haciendo también, las veces de mercería en manos de su asistente, la señorita Mildred Ochoa, quien llevaba laborando para los servicios de la costurera, algunos cuatro años. Ambas eran, ampliamente conocidas por el vecindario, las unía la responsabilidad y la dedicación que demostraban en sus quehaceres. Compenetradas en sus tareas, pese a la diferencia de edades, la primera de 68 y las segunda de 32, eran personas de ánimo afable y silencioso.
Frente a la modistería estaba ubicado un “abasto”, local donde expendían venta de víveres y entre la clandestinidad, en ocasión ofrecían bebidas alcohólicas. Al lado de ésta, se levantaba una pequeña panadería artesanal, propiedad de las hermanas gemelas: Grisel y Griselda Sandoval López.
Eran los tiempos de expansión y de nuevos habitantes en la periferia. Había llegado un grupo de damnificados, que en calidad de refugiados, el gobiernos los estaba reubicando en uno de los bloques habitacionales aledaños a la mencionada Vereda. Los motivos eran los deslaves ocasionados por las torrenciales lluvias, siniestro donde habían perdido familias completas sus viviendas y pertenencias, por las inundaciones en una otra zona limítrofe del país.
Con el correr de los meses, la vecindad tuvo una metamorfosis que mantenía a sus pobladores en una honda preocupación: ocurrió el primer robo de auto, con la utilización de un arma de fuego y amenaza de muerte a la víctima. Días después, un “arrebatón” de cartera, que casi deja sin vida a una de las gemelas, por el susto ocasionado ejecutado con violencia.
Sucesos que fueron in crescendo en modalidades y en el tipo de afectados, sobre los cuales, ya no se discriminaba ni edad ni sexo, mucho menos en condiciones. De las agresiones no se escapaban las personas de la tercera edad, ni menores. Al punto de que, por vez primera, la policía registró dos heridos por arma blanca. Un hombre cuando intentó defenderse del robo en el interior de su vivienda y una señora lesionada y amordazada, por unos intrusos que irrumpieron en su hogar, con la finalidad de hurtar equipos electrodomésticos.
La Vereda 2, un poblado familiar y de vecinos amigos, apacible y hospitalaria, se había convertido en una extensión zonal de precaución y temor, por los hechos que jamás habían ocurrido, cuya población empezaba a inquietarse y a tomar previsiones. Ya no se observaban ventanas ni puertas abiertas, la gente se resguardaba después de las veinte horas. Era como “un toque de queda”, impuesto por ellos mismos, para protegerse físicamente, al igual que sus bienes: nadie entraba, nadie salía. Existía un legítimo terror en sus habitantes por lo acontecimientos de inseguridad personal ocurridos en los últimos meses.
Se había corrido la voz, que existía rivalidad entre agrupaciones mafiosas, advenidas por los recién llegados, a los cuales se les atribuían los hechos criminales cometidos. Cuyo proceder, se estimaba, el que se habían dividido la zona para el “control” de la misma. Pero, lo que no contaban los malhechores, era que La Vereda 2 tenía también sus “protectores”, una cofradía sólida, conformada por viejos clanes, ya reivindicados, de otras periferias, que al enterarse de los hechos, se propusieron a acabar con los nuevas células criminales emergentes, con el propósito de regresarle la paz social a esa parte de la ciudad, sometida al asedio y al crimen.
Como consecuencia de esas acciones , los negocios empezaron a decaer, la vida comercial era casi nula. A duras penas, sobrevivía la modistería de María Mercedes y la pulpería del señor Carlos Contreras, quien realizaba un gran esfuerzo para sostenerla. Todo cambió en La Vereda 2, al colmo de que algunas familias migraron a otros vecindarios.
Cierto día, amanecieron por las calles unos volantes con palabras amedrentadoras, regados en los patios de las casas y carreteras, donde anunciaban una “purga” contra las personas y familiares que habían denunciado los eventos criminales. Dicha “limpieza” social, tenía fecha y hora: viernes 8-02-2002, a partir de las 12: 00 pm. día antes del inicio de las festividades carnestolendas. Fecha que coincidía con la fijada por María Mercedes, para la entrega de un gran número de confecciones de disfraces, requeridos para el desfile de la feria del municipio, celebración turística y tradicional en la capital del estado.
Por esa razón, la costurera, le propuso a su asistente que debía quedarse a pasar la noche en su residencia para resguardarse de cualquier hecho, que cometieran las bandas delictivas. Mildred, le refiere que era poco probable, porque sus dos hijos, uno de meses y el otro, adolescente, no podían pasar la noche, eventualmente sangrienta, solos en su domicilio.
Transcurrían las horas de ese día, las dos mujeres apuraban sus labores. La asistente, pendiente de la hora, le advierte a María Mercedes que el reloj marcaba las 10:00pm. que debía marcharse antes que los delincuentes tomaran las calles o las parcelas, para sus disputas por la eliminación física pregonada.
La costurera asienta, y hace lo correcto, abre la puerta de su negocio con cautela, pero en el momento de despedir a Mildred, observa que, de la otra vereda de la esquina, diagonal a la suya, se acercaban los dos individuos más temibles de la pandilla, que reconocen por las fotografías difundidas por los cuerpos policiales. El más alto era apodado “El Sanguinario Rojo” y quien lo acompañaba, “El Metralleta”, atribuido su alias, porque siempre exhibía, presumiendo en su cinto, ese tipo de arma. Del otro lado de la acera, estaba Contreras, quien se disponía en ese momento cerrar su tienda de víveres.
Cuentan las mujeres, que cuando los vieron avanzar en dirección hacia donde se encontraban, único paso donde podían transitar, se tomaron de las manos en señal de oración, tiempo que sintieron eterno, orando silenciosamente, al unísono, rogándole al Cristo Redentor que las hiciera invisibles a los ojos de los delincuentes, clamando el salmo bíblico 140.
Los dos hombres con pisadas fuertes y seguras, se les acercaron, deteniéndose frente a frente. Las mujeres petrificadas y atemorizadas, casi desfallecidas, mentalmente se entregaban a la voluntad de la Providencia.
Allí, en esa posición, quietos, con voz autoritaria y rostro endurecido, “El Metralleta” vociferó:
-“Muchachos ustedes se ven de músculos fuertes, pero aún están muy jóvenes para ser quebrados , ¡ escóndanse¡.¡ Vayan adentro¡ porque en pocos minutos empezamos lo que ustedes saben lo que vamos hacer”.
Y volteando el rostro para la vista de Contreras, exclamó:
- ¡Y tú anciana bodeguera, vete a dormir antes que te mande al infierno¡ "
“El Sanguinario Rojo”, no hablaba, solo miraba en diferentes direcciones, atento a cualquier movimiento que pudiera avecinarse.
Después que se alejaron, Mildred logró llegar a su hogar.
Al otro día, los vecinos comentaban el suceso. Algunos lo observaron a través de ventanas o de cualesquiera rendijas de las paredes de sus hogares.
“¡Un milagro¡¡ Bendito sea El Altísimo! Hizo que las confundieron con dos muchachos fornidos y a Contreras con una débil vieja.”. Exclamaban los que pregonaban la fe cristiana.
Los agnósticos, respondían:
¡Qué milagro y ocho cuartos! la droga los hace ver alucinaciones. ¡Fariseos, mentirosos!
Los escépticos opinaban:
” Corrieron con suerte, fueron salvador por el azar. Todos estamos dirigidos por el destino.”
Efectivamente, esa noche, entre los grupos de hampones hubo una “purga”. Los cuerpos policiales reseñaron una “profilaxis social” por revancha entre cuadrillas de bandoleros, por el dominio urbanístico. Mientras los de la vieja fracción, se atribuían el éxito del operativo, que en colaboración habían programado con las fuerzas del orden público.
Ana Sabrina Pirela Paz.
(abril 2021)
y comenta
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Saludos Cometa, grata tu visita e interesante comentario. Feliz día!!Mi estimado Jovato, gracias por tu visita. Está demás decirte, que me identifico totalmente con tu acertado comentario. Hasta en los espacios más recónditos se ha terminado la paz , tanto personal como la social. Un abrazo fraterno.Un elemento que en ciertas culturas se utiliza para supuestamente poder hablar con los dioses, y hoy en día como evasión del mundo real y divertimientos varios, los tiempos cambian, las personas también, los hábitos difícilmente, un saludola droga..... elemento que provoca un cambio de vida.... donde antes había ventanas ahora hay rejas....donde antes había confianza ahora hay puertas cerradas.... donde antes había niños jugando a la pelota ahora hay soldaditos.....donde antes había comprometidos con la sociedad ahora hay corruptos....Agradecida Chiqui por la visita y el comentario. Si, aparte de las creencias y la fe en cualquier ideología religiosa, aportan al acervo cultural e idiosincrático de los pueblos. Recibe el saludo afectuoso de siempre.Estimada Autora, este relato nos lleva a fortalecer la fe sin lugar a dudas, Dios es omnipotente y se manifiesta de múltiples maneras, en este caso fueron protegidas mediante la confusión que generaron a la vista de esta pandilla, la gracia de Dios se hizo presente, que hermoso saber que con el confiar y descansar en Dios se aprecian los milagros.Saludos Yolanda! me honra tu visita. Tal y como lo analizas , en "El Enigma de la Vereda 2", se le deja al lector la libertad de su interpretación, en razón de la diversidad del pensamiento, que debe ser emancipado e independiente, siempre respetando los limites de la tolerancia en la convivencia. Un abrazo Yolanda y feliz día!!Escenas claras de un barrio tranquilo. Las amenazas, lo atroz y extraordinario ocurren cada día, y la única forma de contrarrestarlo es creyendo en un final entre lo real y lo imaginario. Una manera de supervivencia, la fe vital y resistente, las supersticiones de sus habitantes cuyo pensamiento mágico nos detallas de forma intrigante. Nos llevas de forma sútil Ana a sentir libremente la interpretación. Grata lectura, un abrazo.Así es estimado Edgar, al parecer no existe la cura para ese mal, tan enraizado en diferentes partes del pais. Ya te he comentado que fui victima, por practicas de desplazamiento cometidas por grupos irregulares, en mi hogar de la playa en la zona lacustre. Un abrazo y feliz día!
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Inspirada en el personaje de la novela "Doña Bárbara"(1929) del extinto escritor venezolano Rómulo Gallegos, savia motivacional de esta creación poética.
Un sincero reconocimiento. A quien se lo merece, se honra.
Una de reflexión, para la consideración de todos los lectores en general.
No existe hecho más agotador, que la persistencia de un recuerdo, el que no tiene fin.
Aprendizaje de la vida: el deseo se pierde cuando no tiene sentido y muere el encanto de las horas vividas.
Una mirada a la mentira, que dura hasta que la verdad florece, como la señala el refrán español. Saludos!
Un relato real, sin ficción, para la reflexión entre la fe y creencias, racionalidad y enseñanzas.
Una mirada a la manifestación de la debilidad: la arrogancia del espíritu y la insensibilidad.


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Soy una aficionada a todo género del arte y me apasiona la escritura, la desarrollo como parte de mi actividad diaria. El cuento, el relato y la poesía libre me fascinan, como una manera de expresión, que la combino con mis actividades profesionales como abogada.
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