


Siempre he pensado que atesorar un recuerdo de alguien no es solo guardar su persona, es guardar el tiempo y sobre todos los momentos donde esas personas brillaron en tu vida. Un relato corto, de esos que se encienden de la nada y quieres escribir antes de que se vayan como un destello.
El dolor es prisionero en mi interior, sacudiendo sus cadenas en busca libertad, anhelando apoderare del lugar que reserve para ti. Un amplio salón iluminado donde al entrar no lucirás como hoy, lucirás como la primera vez que te vi.
Aquel martes de noviembre, donde el azul del cielo se refugiaba ante la marcha de un iracundo ejercito gris, cuyos soldados descendían una tras otro, golpeando sin clemencia a quienes se armaban con la osadía para avanzar en su territorio.
Nunca me consideré osado, estaba desarmado, avanzando bajo el estruendo de una batalla que desde un principio di por perdida. Hasta ese momento.
Ese momento, tan repentino y mágico como un relámpago, en el que una muralla de cristal se alzo sobre mí, defendiéndome de los soldados y su azote incesante.
No olvidaré ese rostro, sereno e iluminado, aquel cabello llameante cuyo arder no cedía bajo la furia del perturbado ejercito y esos ojos, profundos y amplios como el final del otoño, que daban guarida al temeroso azul del cielo.
No olvidiare esas palabras, suaves y delicadas como la flor más hermosa, que se alzaron sin ninguna dificultad sobre el ensordecedor estallido del trueno, envolviendo mis oídos con una sutil pregunta
— ¿Compartimos mi paraguas?
Hoy el azul del cielo se escapo de tus ojos y el ejercito se instalo en los míos y su legión de soldados avanza sin cesar por el valle de mis mejillas mientras grito a lo alto que me protejas, como lo hiciste aquel día.
y comenta
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Es muy bello te escrito, me ha gustado mucho. Espero seguir leyéndote.Atesorar un recuerdo de alguien, es guardar su persona, las vivencias, el tiempo y el lugar donde estuvimos. Excelente y profundo relato.
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Siempre he pensado que atesorar un recuerdo de alguien no es solo guardar su persona, es guardar el tiempo y sobre todos los momentos donde esas personas brillaron en tu vida. Un relato corto, de esos que se encienden de la nada y quieres escribir antes de que se vayan como un destello.
Los del mundo de arriba dicen que "Ellos" solo desean oprimirnos y que nos tienen encadenados. Yo no siento cadena alguna.


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25 canciones cantadas. Ingeniero de profesión. La lectura se torno un refugio cuando me sentí solo, hoy se ha vuelto la compañera que me enseña a diario. Escribo lo que aprendo de ella.