Usted podría ser la luz que alumbra la oscuridad, pero yo sería el viento que la extinga, usted podría ser el barco que sigue al faro, pero yo sería el faro que no de la luz para guiarlo, usted podría ser la flor que crece en un hermoso jardín, pero yo podría ser el jardinero que corte la raíz y la deje secar al sol.

En el Jardín

Un día salí al patio delantero, impresionado por la belleza del color de las flores que brillaban por la luz del sol. Miraba sin dirección exacta el arrullo de la brisa que lentamente se evaporaba. El olor de las flores me hizo cerrar los ojos  y sentir el cálido y frio viento. Abrí los ojos y vi a una mujer pasar cerca de la baranda que cierra mi casa, con una hermosa sonrisa observaba mi jardín. Sonreí al verla tan hermosa. Me miró y me hechizó: sus cabellos largos y negros, acolochados y frescos, miré sus ojos negros como carbón, su boca rosada y carnosa, vestida de rojo con un listón en su cabello. Me mencionó.

—Podría entrar y conocerlo o podría salir y parecerle una extraña. Vengo y voy y a veces lo veo. Mi mirada se cruza con la suya, de casualidad. Podría enamorarlo y romperle el corazón—y con su sonrisa sostenida volvió su cuerpo hacia mí y puso sus manos en la baranda recostando sus brazos y poniendo su rostro en ellos continuó—Podría hacer que con un simple rose en el cuello toque las estrellas, podría con mi voz volverlo loco o enojarlo, podría con mis pies, caminar por usted y llegar lejos. Podría con mi mirada anunciar un llanto o una sonrisa—yo, intrigado por tanta belleza de sus palabras, bajé las gradas y caminé a ella y le pregunté.

— ¿Y qué podría hacer yo entonces?

—Usted podría ser la luz que alumbra la oscuridad, pero yo sería el viento que la extinga, usted podría ser el barco que sigue al faro, pero yo sería el faro que no dé la luz para guiarlo, usted podría ser la flor que crece en un hermoso jardín, pero yo podría ser el jardinero que corte la raíz y la deje secar al sol.

—Un jardinero selecciona a cada una de sus flores y a cada una las ama por igual, cuando haya alguna plaga, simplemente corta esa parte y hace que crezca aún más fuerte. No es tan malo como lo dice usted, señorita.

—Pero caballero, yo podría hacer que vuelva a nacer, o hacer que la muerte venga por usted, yo podría quitar o poner. Podría perderse en mi boca o en mi cabello y nunca podría volver a ser el mismo, y nunca volvería a ser el mismo—ella levantó la cabeza y miró hacia la izquierda y vi a un hombre elegante y atractivo que me sonrió, tomó a la mujer de la mano, la besó en sus bellos labios y se alejó con ella.