


Historias de Duque y Martín
ESPEJUELOS Y MARMOTAS (2)
“Es como sostener las orejas de un lobo: no te gusta, pero no lo puedes dejar ir.”
De un film gringo.
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MAYO 2/00
Castrar al hecho mediante el uso de la palabra. No se trata de ficcionar ni de omitir: se trata de originar una nueva realidad contenida en verosimilitudes, que transfigure la totalidad del hecho en sí. (1)
(1) Ilusión de místico borracho.
MAYO 5/00
Ver es lo fundamental para seres como nosotros: erectos y frontales fijadores de imágenes. Supongo que debe existir algo detrás de los ojos, posiblemente al lado de la boca, bajo las cejas, en los huecos de la nariz, entre los dedos de los pies, cerca de los poros, los pelos, las cicatrices, o los dientes; algo que indique una entrada, un tránsito, una salida; algo que ha falta de palabras, o por exceso de ellas, me complazco en llamar metacara. (1)
(1) Tal vez un reflejo de ancestrales tonterías emotivas.
MAYO 6/00
Sería de suma gravedad considerar como factible cualquier intento de hallarnos en alguna parte. Lo más posible es que no estemos allí cuando nos busquemos.
(1) O de estarlo no alcanzaríamos a vernos.
MAYO 7/00
He pensado que lo más natural sería explicar a que se debe la repetición del número 1 en todas las notas a pie de página. Es muy simple: Cada nota corresponde a una situación que requiere ampliarse, detallarse y/o comentarse, y que es única e inherente al día en que se halla inserta. Esta dependencia entre nota, hecho, y ubicación, es lo que impide el avance en lo que respecta al orden numérico formal que conocemos. La coincidencia de una y solo una nota por día (no cuento las notas generadas por otras notas) hay que interpretarla como una intrusión de la casualidad, que no debe confundirse con la causalidad (2)
(1) La nota uno no existe, pero es preciso colocarla para confirmar lo anterior.
(2) Triste burla semántica: dos letras fuera de lugar y un día de lluvia se convierte en paraguas. (3)
(3) La nota dos no tiene relación con las diversas notas 1 que si tienen relación con la nota 1 de este día (releer nota 1) (4)
(4) Las notas 3 y 4 no tienen relación con la nota 2 ni la tienen con las diversas notas 1 que si tienen relación con la nota 1 de este día (releer nota 1) (5)
(5) La nota 1 de éste día es y solo es la nota 1 de este día y nunca la nota 1 de otro u otros días.
MAYO 7 1/2 / 00
Dónde irán a parar tantas letras mínimas o máximas: puntitos negros irreflexivos y sedientos de significar; pequeños vagabundos habituados a la copulación in situ, palabra por palabra, sin el menor interés (atávico o fonético) por quien esto escribe o lee (1)
(1) Usted dirá que anidan en hojas como esta que tiene frente a su cara. Yo le diré que se trata de una ilusión óptica, que en cualquier momento se mudan a otra historia y se escriben de nuevo: tal vez una comedia romántica, o un libro de piráticas aventuras, o un grueso tomo de filosofía existencial, o la mano de usted comenzando a dejarlas caer en un poema que solo finaliza por guardar las apariencias.
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Mi amor de novela (quién no ha tenido uno así) en pocas o muchas palabras, aunque en realidad no cabe en ninguna.
El presente relato, y los que seguirán hasta que se mencione otra cosa, está incluido en el volumen titulado "Mitómano y Otros Roedores" Un pequeño homenaje al maestro del humor absurdo.
Historias de Duque y Martín: final con una aclaratoria.
Es un estigma mi insomnio; cuando me ataca suelo hacer y decir cosas más bien extrañas. Están las placenteras y divertidas, las que son un tanto más oscuras, y las impronunciables. Hoy, por suerte, solo me distraje en remedar un poquito a mi querido Don Francisco (De Quevedo, se entiende) y escribir para ello un soneto algo burlón. Eso sí, nada de medidas, diptongos, sinalefas, etc., que paciencia para eso ni Dios la tiene.


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Un oldman alto, hosco, y feo; hastiado de cigarros, bares, y noches sin término (hembras que llegan y se van, botellas de Whisky, la vieja escuela, el último dinosaurio, y así de pendejadas una detrás de la otra) Me aburre el sexo sin caras ni compromisos (ya tuve suficiente de esas pajas modernistas) Hoy día no me gustan los bares: parecen agujeros para heridos de guerra. Me gustan las personas y los perros (“Esa misteriosa devoción de los perros”, decía Borges) Amo a mi hija y a mi nieta: mis únicas dos rosas, mis últimas palabras. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.