Un pequeño homenaje a quienes desesperan por la muerte del ser amado.

 Te espero en las tinieblas de mi vida, en las sombras escabrosas de mi sino delirante, mis manos y mi alma te esperan aún en la estepa de mis sueños tormentosos, hastío de infinita soledad y de irredentas pasiones jamas saciadas, te veo aun en mis cavilaciones errantes, cuando alejándome de todo, camino divagante en un universo descarriado.

  Tu partida sumergió mi psiquis en una inquisición de memorias inconfesables, esconddas en las regiones más inhóspitas de mi espiritu. El enloquecimiento de tu ausencia se refleja en mi agreste insomnio, en mis elucubraciones sin tiempo, en mis esperanzas fenecidas, que yacen en la orilla de los senderos que transito, en esta eterna busqueda de mis anhelos contigo.

  Nunca más tendré paz ni sosiego, aun siento tus formas a mi lado, aun siento tu presencia en el breve espacio que compartíamos alejados de la realidad pagana de los hombres. Extraño tu sonrisa atemporal, tus ojos verdes, reflejo de todas las eras y de todos los misterios insondables que en tu ausencia me agobian. Taciturno busco anhelante rasgar el velo de lo ignoto, encontrar una calma a mis tormentos que acompañan perennemente el padecer de mi alma. Tu imagen se agiganta en lontananza y siento que me visitas en mis sueños inconexos, que oscilan entre el dolor y la fantasía deseante, soy un ser evadido de la vida, que se ha posado en las regiones nocturnas a llorar su dolor infinito.

  Te amo más allá de la vida y de la muerte, mas alla del sol de fuego y de la noche espectral. Te amo en lo recuerdos que mi mente consumida aun conserva. Te amo en los senderos de la noche, mientras busco tu cuerpo y tu sombra, mientras espero en interminable agonía, que alguna vez mi ser te encuentre de nuevo en medio de la oscuridad de los tiempos y del silencio ignoto de las regiones perdidas.