


Historia de un hombre sabio y de su pasado
El sabio atiende a cincuenta personas por día. Generalmente llama “imbéciles”, “gusanos miserables”, “perdedores” o “ratas anodinas” a sus clientes, los cuales se van aliviados y satisfechos por recibir la verdad en sus corazones.
Al término de cada jornada, el sabio vuelve a su casa, quita el polvo acumulado en la mesa y come de pie, junto a la ventana, esperando triste e inútilmente el día que retorne su esposa.
y comenta
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Es verdad, Carlos. La gente vive con dolores escondidos dentro de sí.Una fotografía viva de nuestra sociedad.¡Muchas gracias, Nicolas96, por comentar mi pequeña historia! ¡Un fuerte abrazo!De lo que se está hecho habla la boca, muy bueno Mauro.


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Escritor, poeta, investigador, docente universitario y promotor cultural