


La fe mueve montañas , desafortunadamente carecemos de ella.
Un comerciante adinerado entra a un templo con la intención de pedir a Dios que le asista para salir favorcido en un gran negocio que estaba a punto de cerrar. Comienza sus oraciones con tal propósito,pero se percata que a su lado se encuentra un mendigo desarrapado y sucio,que concentrado y con actitud reverente,daba gracias a Dios por el poco alimento que manos caritativas le habían dado en los pasados días.
El comerciante le mira de forma despectiva y vuelve a centrar su pensamiento en sus oraciones.El mendigo, postrando el rostro sobre el pulido piso del templo, alaba al Señor extasiado en sus oraciones y palabras de gratitud. El hombre rico,visiblemente molesto por la emotiva demostración de humildad y gratitud le increpa para que salga del templo y así poder concentrarse en sus peticiones.
El mendigo se aparta sólo unos pasos. Mirando hacia el altar donde se encuentra Jesús crucificado dice_Señor he venido a darte gracias con mi corazón contrito y humillado, si es posible ¡Señor ! concédeme la gracia de tener al menos un pedazo de pan esta noche, te lo agradeceré infinitamente, conozco tu bondad y misericordia, tengo fe en ti_.
El comerciante terriblemente molesto, se mete la mano al bolillo y sacando varios billetes se los arroja al pobre hombre diciéndole_toma es dinero y vete, ¿no te das cuenta que Dios tiene que resolver cosas más importantes? yo vengo aquí a hacer mis plegarias para cerrar un gran negocio y tú me perturbas por un pedazo de pan?.
El mendigo recoge el dinero lo presenta ante" El Crucificado" diciendo_¡Señor ! quien soy yo para merecer tu atención tan prontamente y con una sonrisa de alegría y tranquilidad saliò del templo.
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La religión es una creencia en su mayor parte nefasta, a algunos les sirve es cierto. Escribes buenos textos.SaludosConcuerdo con el comentario de Mario Cavara. Buena publicación.Simpática historia. El egoísmo del comerciante fue lo que al final favoreció al mendigo.