


Cada vez que algo se rompe tratamos de emparcharlo.
Quizás tenga más uso, otro destino...
Tal vez nos haga falta.
Pero como emparchar un corazón roto,
cómo esperar otro destino,
cómo pedirle que no llore
porque tras este invierno
habrá una primavera llena de sol.
Los amores rotos no renacen,
no... van a un cajón de fragmentos
bajo siete llaves. Allí, donde
guardamos los secretos del alma,
los sueños no realizados,
las frustaciones y el olvido.
Fragmentos de vida que fueron y ya no son.
Fragmentos de ilusiones que no fueron cumplidas
pero que debieron de haber sido.
La felicidad que no tenemos,
y el amor que hemos perdido.
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Qué buena reflexión y qué bien la has escrito. Muy bueno Luna, lo volveré a leer cuando algo se me rompa. Un abrazoNunca hay que perder la esperanza, muy profundo, SaludosLuna,que gusto leer tus escritos,paso a saludartal vez todos tienen un cofre para guardar los sinsabores que dejan las desilusiones. Saludos.has sabido explicar lo que sucede con nuestras oportunidades perdidas, las cuales nos crean en nuestro interior un poso de desconsuelo. Asi es esta perra vida.Genial.Me gustan tus palabras y lo que expresan. Saludos.Felicitaciones luna. Fragmentos que rompen desolvidos