


GAFAS DE SOL
Varios |
06.02.07
Sinopsis
El pasado domingo el sol lucía con esplendor, la luminosidad que existía me hizo utilizar gafas. Al colocármelas recordé un domingo de mili en Cáceres, en el CIR, en Santa Ana. Rememoré aquellos meses y sentí un nudo en el estómago cuando se me ocurrió sacar el álbum de fotos que yacía en el desván desde hacía más de veinte años. Efectivamente, al abrirlo allí estaba yo, vestido de verde, con una gorra en la cabeza y a mi lado mi binomio me ofrecía unas gafas negras y sonreía.
Ese día cuando regresaba a su hogar de permiso se estrelló en el coche de un compañero, y con él sus ilusiones y las de su familia y las de sus amigos. Estuvo dos años en coma. Tardé en ir al hospital a visitarlo, no me atrevía. Cuando lo hice entré en su habitación con sus gafas de sol para que su madre no reparara en mis ojos hinchados por el llanto, pero al verme, quién no dejó de lamentarse fue ella. Me dijo que esas gafas eran sus preferidas, su fetiche, de ahí que al reconocerlas comprendió la amistad que nos unía. Murió un día soleado y fui al entierro con sus gafas. Antes de tapar el nicho las dejé junto a él, besé a su madre en la frente y salí del cementerio sin mirar atrás.
El pasado domingo el sol lucía del mismo modo que el día en que enterraron a mi mejor amigo.
Ese día cuando regresaba a su hogar de permiso se estrelló en el coche de un compañero, y con él sus ilusiones y las de su familia y las de sus amigos. Estuvo dos años en coma. Tardé en ir al hospital a visitarlo, no me atrevía. Cuando lo hice entré en su habitación con sus gafas de sol para que su madre no reparara en mis ojos hinchados por el llanto, pero al verme, quién no dejó de lamentarse fue ella. Me dijo que esas gafas eran sus preferidas, su fetiche, de ahí que al reconocerlas comprendió la amistad que nos unía. Murió un día soleado y fui al entierro con sus gafas. Antes de tapar el nicho las dejé junto a él, besé a su madre en la frente y salí del cementerio sin mirar atrás.
El pasado domingo el sol lucía del mismo modo que el día en que enterraron a mi mejor amigo.
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A veces no hace falta hablar para q alguien cercano se de cuenta de ciertos detalles q no mencionamos.no me gustan las gafas de sol, tapan los ojos que es lo que más me gusta ver de la gente.Un triste recuerdo muy bien expresado
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En un mundo donde no podemos estar sin móvil, donde pertenecemos a múltiples grupos, a veces, es necesario soñar para salir de la rutina.
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