


En un lugar fuera de su sitio
intento hallarme, pero no puedo,
todo es imposible;
en el vacío, cada hora huye
sin dejar rastro,
sin antes amordazar
la conciencia del inconsciente,
la labia del que cree, de quien
aspira a seguir siendo aun
después de haber muerto.
¿Qué nos queda tras la carne?,
¿qué no perece al despertar?,
¿Qué subsiste al mirar por primera vez?
Ni las estrellas, ni los ríos,
ni las montañas, ni el tibio calor
del abrazo de una nube pasajera,
nada, porque nada es como ver a Dios,
como sentir la llama en el mar:
oleaje sin consistencia, agua vil y
redomada en su sediciosa nobleza.
Quizás más tarde, en otro momento,
pueda decir quien soy,
pero eso no importa,
no trasciende lo posible
sino la forma del presente,
la palabra que envuelve,
la que no predica,
la que no vaticina...
la palabra que perfora a la vida sin compasión
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Profundo poema, te felicito. Saludosmuy bueno el poema; me gusto mucho el juego de palabras...Hay días en que pienso que las palabras son muy inútiles, pero leyendo esto se hace difícil..Desnudo existencial, me gustó el poema y lo que dice.existencialista, me gustadetrás de nuestra carne, quitando la piel que nos envuelve se encuentra nuestro interior, como y quien somos en verdad, lo que nos hace personas en este mundo, lo que nos distingue de los demás, mucha verdad tienes en tus palabras, un saludo :)