


Un escritor estando en sus últimos momentos se encuentra con la manifestación de la muerte.
Voy a morir, se que todos vamos a morir, pero a mi me falta poco. Lo sé porque mi cuerpo se encuentra tirado en medio de la calle y lleno de sangre, los huesos rotos y las horribles cortadas chorreantes son mucho menos dolorosas de lo que pensaba.
Me gustaría saber como llegué a este estado, no por una de esas inútiles ideas de lamento de "¿Qué hubiese pasado si...?", el motivo es porque soy escritor y quisiera narrar bien mi muerte, empezar una historia por la mitad es algo decepcionante.
Alguien se me acerca, es un muchacho, no, es una chica. Tiene el cabello corto y viste una chaqueta negra, toda su ropa es negra viéndola mejor, creo que es una de esas góticas, tiene varios anillos y cadenas, me llama la atención la calavera plateada que cuelga de su cuello aunque no tanto como su mirada. No está horrorizada ni asqueada por ver a un hombre destrozado a punto de morir, se mantiene serena, sus ojos verdes alcanzan una profundidad que va mas allá de mi comprensión, no puedo evitar preguntarme su identidad.
-Soy la muerte-me dice con voz suave y seductora mientras mueve sus labios rojos y carnosos.
-¿Por qué la muerte tiene esa forma?-pregunto intrigado. Tambien me sorprende la facilidad con la que hablo.
-¿Hubieses preferido un esqueleto con manto negro? ¿O tal vez el ángel delgado y canoso del que estuviste escribiendo?
Francamente me encanta esa forma, es hermosa.
-¿Cómo fue que esto pasó?-pregunto atento a la respuesta.
-Eso no tiene importancia-dice mientras acaricia mi rostro manchando su mano con sangre-, ya estas aquí, nada cambiaría.
-Para mí es muy importante, quiero narrarlo.
Ella me sonríe con ternura.
-Me gustan los escritores-dice con tanta naturalidad que casi olvido lo que es-, les encanta escribir sobre mi. Aunque no importa que tanto lo hagan, no son diferentes a los demás, todos terminan de la misma forma.
-Por eso es que nos gustas tanto, eres poderosa, eres indomable, eres tantas cosas que ni yo ni miles de escritores podrían terminar de describirte.
Se ríe como una niña enamorada.
-Me halagas escritor, casi hasta lamento tener que llevarte, desearía ver cuantas palabras serías capaz de escribir para mí. Pero tienes que morir.
-Lo sé, créeme que lo sé hermosa muerte. No te pediría una segunda vida, nadie en el mundo tuvo mas de una, yo no tengo porqué ser la excepción.
Agarra suavemente mi rostro con ambas manos, las desliza desde mi cabello hasta terminar en las mejillas tocando mis labios con su pulgar. Me mira con esos ojos profundos.
-No tengas miedo-dice susurrando-, vas a descansar.
Sus labios tocan los míos, el final llega.
y comenta
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Andrés , que hermosa historia , me ha encantado . Que la bella y dulce dama nos venga a visitar lo más tarde posible , jeje. Un saludoSencillamente mágico: por su sencillez, por abordar un tema mil veces abordado, por hacerlo de una manera que te envuelve. Muy bueno.Interesante relato, además trata un tema tan trajinado como la muerte creando expectativa para llegar hasta el final. Saludos
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Ya son altas horas de la madrugada, hay una chica a mi lado, su piel es blanca y tierna y su caballo rizado y rojizo. Me dirige la mirada y resaltan sus ojos azules y profundos como la eternidad. Me sonríe pero no me dice nada. Veo algo especial.
¿Acaso hay algo mas hermoso que una mujer desnuda tocando la guitarra y cantándole a la muerte?
Un detective privado investiga la desaparición de un muchacho. Pensando que se trata de un caso sencillo terminará descubriendo una conspiración mucho mas grande de lo que cualquiera pudiera imaginar. Algo que va mas allá del gobierno, incluso del planeta, algo de otra dimensión. (Existe un prólogo anterior a esto)
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