


Hay recuerdos que solo pueden aparecer en determinados momento y determinados lugares...lugares como el Mais palá.
Siempre me había gustado el Mais palá, en aquel callejon oscuro y sin una definicion que lo calificase. No era un bar, ni un furancho...ni siquiera un cafeto. Era lo que era, una casa, lo que siempre había sido. Con su puerta de casa siempre abierta y un estrecho pasillo, pintado con motivos florales y sucios. A continuacion, un amplio comedor dividido en varios reservados, con una pequeña barra al fondo.
Las paredes de toda la estancia estaban repletas de estanterias comidas de polilla, adornadas con miniaturas, saturadas con miniaturas de madera tambien apolilladas...y libros, libros que llevaban mucho tiempo con el titulo borrado por la humedad, compartiendo tapa y destino con ediciones baratas de otros nunca leidos.
En todos los reservados había una mesa y cuatro sillas, en todas las mesas un quinqué y en cada quinqué, en lugar de bombilla, una vela repuesta sobre al cadaver de otra extinta, y de otra...formando una montaña cavernosa e irisada.
En un lateral de la barra había una rudimentaria escalera de madera con una gruesa maroma , a modo de pasamanos. Una escalera que se va estrechando con cada giro y en la que acabas su recorrido de lado y aguantando la respiracion, pues el espacio es mínimo.No es para cualquiera.
En la planta superior hay tres habitaciones decoradas sin criterio ni gusto, una chimenea y un pequeño ventanuco que esconde un rudimentario montacargas por donde suben las bebidas.
...Hay otra habitacion, esta , cerrada con una cortina oscura , llena de ojos y cuencas vacias. Todas las habitaciones, todas las estancias del local, son de uso público, todas menos esta. Aquí no entra el que quiere. Entra el que tiene que entrar...y en su momento , lo sabe.
...Yo lo supe un martes de abril de 1995. un dia frio y desapacible, triste y desapacible.
me descubrí entrando a traves de las cortinas, sin motivo, sin explicacion...
Olor, un olor dulzón me recibió, un calido olor dulzón...la estancia era semicircular y oscura, solo iluminada por la luz que dejaba pasar una claraboya del techo y por dos velas anémicas. Cuando acomodé la vista, intuí mas que ví, un cojín que cubría el semicirculo de la estancia y una pequeña y baja mesa en la que reposaba una pipa de agua. Se oían respiraciones y murmullos. Me senté y noté el tacto cálido de la madera y un fuerte olor a humedad.
Cinco sombras chinescas se iban pasando las dos boquillas de la pipa, de mano en mano, de boca en boca. En un primer momento me pareció algo temerario, por no decir asqueroso, el compartir boquilla y babas...pero a la tercera calada, las inspiraciones eran profundas y muy placenteras. Sabores de tequila y olores de menta y miel.
Alguien empezó a hablar. He de confesar que no se lo que dijo. Me sentía ligero y totalmente ajeno a cualquier vicio o virtud. Acabó su monólogo con una carcajada, a la que nos unimos sin ganas...Luego habló otro, otro...y otro. Yo solo era consciente del monótono zumbido de las burbujas en su base de cristal rojo y de las risas que ponian fin a las intervenciones.
...Se hizo un silencio que recibí con agrado y que interrumpió un codazo que me dió, eso entendí, entrada.
-" Me llamo José Manuel, y hoy he enterrado a mi padre". Se hizo un silencio absoluto, bueno un silencio que ya estaba, ese que se produce al hablar solo.
-"Nunca lo había tenído cerca, pero ha muerto. Siempre había pensado egoistamente, que yo era el último de la fila, que mientras él estuviese ahí delante estaría protegido. Él tenía un número más bajo. Ahora estoy ahí. Soy el siguiente. Viendo desde el acantilado su caída, y viendo pasar su vida en mi mente. Viéndome reflejado en él".
-" Veo que moriría por su hijo, como yo. Que durante mucho tiempo fuí el centro de su mundo,de su universo, como lo es mi hijo ahora."
"La vida te distancia, te hace tomar decisiones y hacer elecciones. Diluir afectos y convertir a los que te quieren en accionistas minoritarios de tu amor. Lloro por el amor que he desperdiciado en el rozamiento con la vida, que se ha escapado en el simple esfuerzo, que nadie ha recibido, y que tengo que demostrar, ya tarde, con una tarjeta y un adios en un libro de firmas. Siento un profundo dolor por él. Siento un profundo dolor por mi".
Me puse a llorar, lloré y el grupo se puso a llorar y lloró, pero sin pena.
...Siguio pasando la pipa, y las historias, y las risas... pasaron horas, las velas se apagaron y las burbujas cesaron.
...Por la mañana volvería a la estantería como una historía triste, ya sin título.
...Otra historia del Mais palá.
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Igual me gustaría estar ahí.Gracias. Que alguien te lea y le guste es la mejor valoravion q se puede recibirGracias. Que alguien te lea y le guste es la mejor valoravion q se puede recibirUna gran descripción de un lugar singular, y una extraordinaria ambientación sombría, ahumada y húmeda; el sitio apropiado para lamentar el tiempo derrochado. Lamento horrores que se me haya escapado una estrella porque quería ponerlas todas, el relato bien lo merece. Esas repeticiones ("frío y desapacible, triste y desapacible"; "Olor, un olor dulzón me recibió, un cálido olor dulzón") son las olas de la melancolía que mueren en el borde de la playa. Me ha gustado. Saludos.muchas gracias. un placerSin duda, un relato sugestivo y original con ribetes cuasi oníricos y surrealistas. Un estilo narrativo notable que combina acertadamente unas descripciones muy plásticas y un ritmo envolvente que engancha y sorprende. A señalar, asimismo, algunas imágenes logradas como el montículo de las velas. Saludos.
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Todo empezó con un anuncio llamando la atención , pidiendo ayuda... y apareció ella...