


las malas noticias llegan siempre dando portazos...
Las malas noticias siempre llegan
dando portazos, rompiendo cristales
aplastando a las flores
Nieves, al recibirlas
no puede contener las ganas de llorar
consternada y llena de rabia se da un mordisco en el labio
lo oprime con el dedo mientras se viste con urgencia
y sale desconcertada a la calle con un pañuelo presionando la herida
Mediados de abril, no podía faltar la lluvia en este pequeño apocalipsis
Un aguacero cae desatado en sus espaldas
la lluvia refleja en el suelo:
las luces de un camión
el atropello
el perfil ensangrentado de su amiga vuelto hacia las ruedas
la soledad que esconde el grito
Las palabras también se mojan
y no tienen valor para nombrar, para decir
Nieves se quita la capucha de su impermeable
desolada se arroja de rodillas en el asfalto
y aprieta contra su pecho la cabeza de su compañera
Lágrimas en salmuera le escuecen ahora en la hemorragia del labio
Perversos ríos arrastran calle abajo
la sangre mezclada de las dos amigas
Su nombre pernoctará para siempre en su garganta
Nieves y su perrita Aceituna que murió atropellada el lunes
y que se hicieron compañía durante muchísimo tiempo
y comenta
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Nada como una compañera fielHa logrado transmitirme la tristeza de NievesUtilizar las frases y las palabras con precisión, marcando la emoción precisa.
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Abandonar una casa, una pareja, irse sin dar explicaciones. Marcharse en un abrir y cerrar de ojos. El dolor que arrasa muebles, puertas, habitaciones, pasillos y una cama dónde se llora a solas
Hay gente que tiene la facultad de percibir colores, sonidos, olores, en los números en las letras, en las palabras... Las sensaciones juegan a esconderse , a no estar, pero dejan siempre un agujero por el que se aspiran Hay personas que las atrapan, que las palpan, que las ve, como se mira una perla roja
Sentado en la Cafetería Andalucía, apoyando mi mano en el hombro de un recuerdo escribí un poema
aprender a oír el silencio dentro del sonido, a no contaminarnos con ruido, nos hemos acostumbrado tanto a esa antigua música que ya no la escuchamos
camino despacio y con los ojos abiertos por una casa que no me habla pero me abraza


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Andar por los tejados, los relojes de arena, todo lo que se pueda sentir, si allí se siente.