


Tan ficticio como el amor babe.
Fue un día que salí a caminar por las tardes, yo nunca lo hacía pero después de que rompimos me acostumbre a estar un rato a solas conmigo. Yo estaba en el parque de la calle 3 poniente, donde alguna vez me compraste un helado, ese día estaba el mismo heladero con la cara de aburrido que trae siempre y había unos cuantos niños corriendo y jugando, haciéndole ruido a mi mente y también una señora con pants deportivos que llevaba a su chihuahua color miel y a su Golden retriever.
Regresé a casa tranquila como siempre, abrí el refrigerador y saque el jugo de naranja y lo bebí directo del envase como según tú lo hacen los hombres y luego lo escupí en símbolo de rebeldía hacía ti y porque estaba caducado. Me senté en la sala y prendí la portátil, busqué canciones de Leo Dan, me dirigía a mi cuarto y entonces los escuche, mi amor, te juro que los escuché, claro que en ese momento no sabía que eran ellos porque sonaban a ruido industrial pero igual aturdían y después de 10 minutos, se callaron.
Pasaron 2 días para volverlos a escuchar, fue un viernes en la madrugada cuando checaba tu última conexión de WhatsApp, me dormí con su ruido, yo le echaba la culpa a la nueva máquina del vecino con la que limpiaba su alberca.
Y el sábado en la mañana me levante a la misma hora que me llamabas para darme los buenos días, me asome a la ventana para buscar el sol y de paso buscarte a ti pero no te vi, sólo vi su obra, mi césped verde estaba totalmente seco al igual que mis plantas del jardín de enfrente, apenas iniciaban. Pero fue hasta el inicio de semana cuando en verdad se empezaron a meter conmigo, Mariana, mi compañera en el gym fue la primera en avisarme, me pregunto que como me había hecho ese gran moretón atrás de la pierna ¡y yo ni siquiera me había enterado de que lo traía! Le dije que me caí. Para el miércoles ya eran más de 5 personas que me habían preguntado por los moretones en diversas partes del cuerpo e igual que con Mariana, yo ni enterada. Y fue sábado nuevamente, estaba en la ducha y al pasar mi mano por el cabello una parte de él se quedaba en ella, realmente me asusté, tu siempre me decías que mi cabello era bonito, me lo trenzabas y te encantaba el color. Y llegó el domingo, venía de comprar del súper y empezó a llover, sé que algo me untaron, estar bajo la lluvia me ardía, me quemaba y no lo soportaba, fue totalmente lo contrario a la vez en la que corrimos debajo de la tormenta. Ese día en la noche me fui a la cama temprano, sé que no estaba despierta pero tampoco dormida, y...cariño, los pude ver, entraron por la ventana con su horrible ruido y luego, en un abrir y cerrar de ojos estaba despertando, al otro día y en mi cama, confundida y ya no por ti, con ojeras libres de ser tu culpa, tú ya no me volvías loca, eran ellos que me abducían todas las noches y que le dieron un verdadero sentido a mi histeria. Pasaron 3 meses y la verdad ya me estaba acostumbrando, pensé que me tenían cariño porque los moretones ya no me dolían tanto pero un día me dejaron así nada más, sin despedirse, así como tú. Pero como los aliens no existen supongo que mi amor por ti tampoco.
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Ironía, humor y un buen relato. FelicitacionesMuy bueno, misterio y humor.
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Fue una noche de sábado de un mes que todavía no se específica, en el que dos almas joviales se encontraron cara a cara en la pista de baile.
Mini guiones entre dos personajes misteriosos. Lee mi primer "Mi caballero" si te interesa.