Mientras el cuerpo físico descansa y la mente se acelera, cualquier insólito puede surgir para escribir

Juanito jugaba al futbol con “Princesita”, su cachorrita Scottex. Ante una patada, el balón atravesó la carretera. El niño la cruzó para tomarla. La perrita corrió tras él,  pero fue atropellada por un camión y murió al instante. El dolor del niño fue intenso ante la pérdida de su mascota. Tanto, que afectaba su vida familiar y social.

Cada noche, Princesita para bendecirlo, le lamía la cara y lo abrazaba con sus patas. Luego, se dormía con la cabeza adosada al pecho o espalda del niño. Esos afectos, esas emociones fluían al subconsciente de Juanito,

Ante la pérdida y la aflicción de la criatura, los padres guiados por la fortuna, encontraron una similar. Era imagen de la anterior. La llamaron también “Princesita”

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 Un día como siempre,  el niño con precaución corrió a tomar el bus escolar al otro lado de la carretera. La madre con la cachorra en brazos, salieron a despedirlo. Pero esta vez, “Princesita” saltó y corrió tras su amo(r). La señora angustiada la siguió, gritándole que parara. De repente, la Scottex paró, se volteó y apoyada en sus patas traseras, levantó su cuerpo y expreso para calmarla,

—No iba cruzar, ya me atropellaron vez y no quiero volver a morir

El cuerpo vaciló y la señora cayó fulminada por un infarto