


Amores frustrados
La Primavera y el prócer
¡Qué dura y fría estás, mujer –dijo él- ¡Pero, cómo te amo! Tu respuesta es desamor: tu mirada siempre perdida, gesto rígido, parecen decir que nada te importo.
-No depende de mí. Además, me conociste romántica ficticia; perfumada y virtual.
-Nunca entenderás este amor; condenado a tu izquierda, ignorado, nada pide. Nuestros ojos jamás se encontraron. No conozco el color de los tuyos.
- Por favor, repetís esas palabras desde hace sesenta años –murmuró. El sol se ocultaba por la esquina de la plaza de las estatuas oscureciendo la mirada inexpresiva de ella.
y comenta
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¡Si, me acuerdo.! Gracias por recordarme y dejar tu comentario. Sos miembro de este espacio?Hola Alicia te acordas de mi?Muy bueno tu relatoParece ser que ni el tiempo pudo arreglar la relación ¡Me gustó!Interpreto que la repetición o insistencia ha matado el encanto, si no es acaso que él adora a una estatua u otro objeto hermoso e inanimado, hasta el punto que ha llegado a responder.
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Aprendí que cuando se está en acción el pensamiento se aletarga; por el contrario, el pensamiento reflexivo se intensifica en forma inversamente proporcional al actuar . Algo así creo que decía Jean Paul Sartre. Este proceso es lo que intento atrapar en el presente relato.
Intento acercarme a la esencia misma de lo que significa ser docente.
Poema babilónico donde se cuenta el nacimiento de los dioses y organización de todo lo que es.