


Cada vez que se acerca la noche tomo mi teléfono y marco tu número, lentamente, haciendo pausas entre cada dígito. Como si no tuviera fuerzas para hacerlo, como si no supiera por que lo hago.
Espero, y espero.
¿Hola? Una fria brisa recorre mi espalda y cuelgo.
Tu voz, tu respiración, hasta ahora es lo único que tengo de ti.
Ese miedo que me envuelve, esa falta de confianza, no me permiten acercarme.
Ha pasado tanto tiempo, aún así sigues presente en mi.
Me haces falta. En las noches donde el frio arrasa, en las tardes donde la soledad es mi única compañía. Le haces falta a mis brazos, a mi risa, a mis labios.
Si mis pies tuvieran el impulso correría hasta ti, y donde nadie nos viera, donde nadie escuchara, donde no te lo esperaras, me adueñaría de tu boca. Que tu mirada se impregne de mi rostro para así no olvidarlo, y tus manos sientan el temblor de las mías al acariciarte. Que de una vez nos convencieramos de que esto es real, lo que sentimos, lo que deseamos. Que nunca importó ni importará lo que opine el resto. Porque ya no importa nada, no me importa romper mi corazón una y otra vez más si se trata de ti.
Tomo mi teléfono nuevamente y marco tu número, entre pausas, aún así me siento decidida.
¿Hola? Aquella no es tu voz, claramente.
Talvez, he llegado muy tarde.
y comenta
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Que bien describió usted esos segundos en el que mundo se para, en espera de dar un solo paso, un sencillo paso que sin embargo nos consume en una espiral de la que es difícil salir.. BárbaroMuchas gracias por sus comentarios y por leer mis relatos. Un abrazo!Buen relato. Me ha gustado como llevaste la historia o como la contaste. Un abrazoPoly, por qué? por qué me haces recordar si yo también quiero olvidar? Soy un adicto en recuperación que cuenta las noches que no ha llamado, y sabe que ya es tarde. ¡Te odio! Ja ja dejándose de bromas, me gustan tus textos. Eres muy expresiva. Saludos.