Leo dentro de tus señales consciente de me escondo en un viaje que no tiene algún destino. Me perdí otra vez en el vicio de poner significado a todo lo que transmites. Quisiera estar alejándome pero aunque corra arrastro algo tuyo, aunque mire para otro lado encuentro tu mundo en todas partes.

Quisiera que me dejarás en paz, no verte en ningun lado más y terminar con esto de una vez. Pero te conviertes en una montaña rusa que no quiero salir, porque la felicidad por ratos es adictiva y la angustia de no tenerte se vuelve tentadora cuando te conviertes en un hermoso recuerdo.

Tal vez no quiera olvidarte porque dejar de pensarte significa estar pendiente de otros asuntos, de otros temores que no deseo enfrentar y enfrentarte a ti en mi sueños, sentir tus mariposas, eclipsarme con tus recuerdos me resulta la solución más dulce del dia.

¿Qué te hace más especial a los demás, de que se compone tu cuerpo y tu alma a diferencia de las otras? no encuentro una razón válida para asegurar que hace mi amor a ti tan particular ni porque tu esencia me controla. Y solo se me ocurre que eras lo que necesitaba en el momento que apareciste, para escucharme y mirarme con compasión. Tal vez te idealice tanto que no puedo bajar a tierra porque no puedo encontrar algo malo en ti.

Tal vez solo esté encerrada en lo seductor de lo imposible, aferrandome a un amor platónico y si fuera de otra manera tal vez no te quisiera tanto. Entonces no podría decir que eres especial, si no que tendría un gusto particular en girar alrededor de lo que no puedo tener. Enamorada del juego de ver hasta dónde sos capaz de llegar y yo de aguantar.

Mientras medito todo este asunto de quererte o no, siento la conexión de que me estuvieras escuchando apoyando tu cabeza en mis caderas analizando atentamente lo que estoy cuestionando y esa ilusión es la que no quiero perder.