


Lo universal de la novela “Patria”, de Fernando Aramburu.
Por: Felipe Solarte Nates
Es la historia de dos familias cuyos padres vivieron la dictadura ultraderechista de Franco y desde niños compartieron calles y escuela en un pueblito del país vasco, cercano a San Sebastián.
Después de casarse y compartir con sus hijos, de súbito rompen su amistad, cuando Txato, el empresario y esposo de Bittori, es asesinado por un comando de la guerrilla separatista ETA, porque se negó a seguir pagando las crecientes extorsiones “para apoyar la causa contra la opresión española y por construir el socialismo”.
Miren, su confidente amiga que casi la acompaña al convento cuando jovencitas iban a ser monjas, rompe su amistad con ella y toda su familia, porque su hijo Joxe Mari, semanas antes, partió de la casa reclutado por la guerrilla y circula el rumor que fue el homicida de quien le enseñó a montar bicicleta y en su cercana niñez le gastaba helados después de las correrías dominicales en bici y los juegos de balonmano, deporte en el que es un talento con proyecciones hacía el profesionalismo.
Sin tomar partido ni caracterizarnos a los personajes como buenos y malos, Fernando Aramburu (nacido en 1959), con un lenguaje y estilo cautivante, nos recrea un drama universal que en distintas épocas y continentes se ha expresado y sigue vigente, al desnudarnos las humanas contradicciones expresadas en la psiquis y vida cotidiana de las familias y habitantes de un pueblo vasco, infectados por los dogmas ideológicos, permeados por la exaltación de la “Patria” y de la lucha por construir el igualitario paraíso terrenal, como excusa para defender toda clase de sacrificios y arbitrariedades, que históricamente, junto a la exaltación de la “religión y buenas costumbres”, han servido de combustible a dictadores de derecha e izquierda, para llevar a los pueblos al matadero de la guerra.
En Colombia esta novela tiene una vigencia sorprendente, pues a lo largo de las más de 600 páginas que mantienen la curiosidad del lector, en el fondo lo que se recrea es el drama del perdón: atreverse a pedirlo después de difícilmente reconocer los errores y delitos y lo duro de aceptarlo, por parte de quienes fueron víctimas directas o indirectas de sus abusos en sus campos de concentración en la selva, atentados y nunca vieron regresar a sus familiares secuestrados, en el caso de los guerrilleros; y desde la otra orilla un drama similar vivido por los militares que considerándose los “buenos” de la película, con la excusa de defender la Patria y combatir el mal de la guerrilla, aliados con empresarios y paramilitares ayudaron a cometer motosierradas masacres, despojos de tierras y para mostrar engañosos resultados operacionales y obtener ascensos y recompensas, asesinaron a jóvenes desempleados, presentados como “falsos positivos”.
Lo que en la novela, en cortos capítulos se desarrolla alternando las acciones y pensamientos de los personajes atreviéndose o no, a reconocer sus errores o a pedir perdón, en Colombia la trama la hemos vivido en vivo y en directo, cuando los dirigentes de las FARC inicialmente negaron el reclutamiento y abuso sexual de menores, el desplazamiento forzado, apropiación de tierras y otros delitos, y desde la otra orilla, empresarios, parapolíticos y militares, autoproclamados “la católica gente de bien”, negaron su participación directa o indirecta en masacres y crímenes similares a los de la guerrilla, negándose a reconocer a la JEP, para acceder a penas carcelarias menores, y a declarar ante la Comisión de la Verdad, para mediante el cruce de versiones, acercarnos a la realidad de los hechos y mediante el perdón y la reparación, allanar el camino a la reconciliación entre antiguos enemigos, antes que seguir alimentando venganzas, que echándole leña al fuego, desde que mataron a Gaitán en 1948, ayudaron a convertir a Colombia en un gigantesco y creciente matadero y asadero, donde además de quemar los bosques para meterles coca, ganado y monocultivos industriales, en medio de la costosa guerra inútil, la delincuencia común y de cuello blanco, cada vez se quema más carne humana a nombre de los “buenos, el desarrollo y la civilización”, que sólo beneficia económicamente a minorías avarientas remachadas en mantener a sangre y fuego el poder y sus privilegios.
Esta novela, convertida en fenómeno de ventas desde su primera edición en 2018 y traducida a más de 20 idiomas y en versión cinematográfica producida por HBO, tiene mucho que enseñarnos a los colombianos.
y comenta
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De acuerdo francesc, aunque ha sido manipulado por sectas de izquierda y derecha, junto a la exaltación de la religión ligada a los grandes poderes políticos y económicos. No hay que olvidar que el caudillo Franco, también manipuló este concepto, en Italia, Mussolini, en Alemania Hitler y en Rusia, Stalín.El concepto de "patria" tiene una connotación guerrillera. Desprecio a la banda terrorista ETA que ha asesinado a mucha gente inocente. En un supermercado de Barcelona, los de este grupo hicieron un atentado causando varios muertos y heridos, y ahora siento vergüenza y asco de los políticos nacionalistas que son los que gobiernan mi región, los cuales son muy amigos de esta banda porque los consideran unos héroes.


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Escribo por necesidad de expresar lo que no puedo hablar con mis conocidos y otras personas que nos limitan con su presencia y nuestros temores y prejuicios. El papel nos permite contar historias sin las limitaciones de tener alguien al frente. Me ha gustado leer desde la niñez y empecé a intentar con la narrativa a mediados de la década del 70 del siglo pasado.Soy columnista de algunos periódicos regionales en Locombia. Publiqué mi primer libro "Relatos en busca de Título" en 2011 .