


Devenir de los acontecimientos, donde presente y pasado se unen para hacer de nosotros lo que somos.
tus ramas raídas por el viento, ajado por un invierno perpetuo, estriado por el suceder del tiempo, aparentemente robusto pero quebradizo y abocado a permanecer sin más ambición que la de sostener diminutas porciones de madera, apenas divisaba unas cuantas hojas de un verde pálido y podría decir que en función de la luz del instante, se tornaban más de un amarillo apagado, pero si, ahí estaban, se confundían entre las finas ramas, que desde la base de ese árbol que cada mañana mis ojos observaban con serenidad, sufrían tendencia a mirar hacia un suelo árido, sin embargo las rama de su parte más alta parecían querer rozar el cielo, un entramado armónico y estilizado, el conjunto era una imagen metafórica de lo que yo había sido meses atrás; una inquietante lanza atraviesa mi árbol a pocos metros de su nacimiento, una lanza desprendida de su propia armadura por el aire huracanado que hace un par de semanas le invito a bailar con movimientos imposibles, aquella noche la fuerza del viento le tomó un pulso, y ambos deleitaron mi oscuridad, fue mágico y reconfortante disfrutar con la fortaleza escondida de mi árbol, con su ansia de supervivencia, con su anhelo de alcanzar la primavera, inquebrantable en su base, flexible en su copa, se dejaba mecer con furia, ¿para que oponer resistencia?, bien pensado!, mejor buscar en ese bravo oponente a tu mejor aliado. oh mi árbol!, ¿acaso crees que no escuchaba el murmullo de tu lamento, el dolor de cada una de tus ramas?, retumbaba en mis tímpanos el eco envolvente de tu tristeza mientras el viento trataba de arrancarte esa parte de tu alma, curar las heridas a veces duele amigo mío, pero mírate hoy!!, tu aspecto es más liviano, menos pesado, has conseguido emerger de entré las ruinas, deshacerte de lo que te impedía crecer, todas esas hojas muertas, hoy puedo contemplar desde mi ventana los pequeños brotes de las hojas nuevas, mi nombre está tallado en tu base, y el nombre de todos los que algún día te rodearon con sus brazos, visionario y testigo impermeable de la vida, reposo de ángeles alados en busca de descanso pasajero para proseguir su vuelo, mi árbol, tal vez no seas el más bello en apariencia, tu misión no era hacer más hermoso mi jardín, tu misión era mostrarme que las raíces profundas sustentan sueños, que el dolor es parte de la vida, que no siempre es primavera, pero
pasara el invierno......
y comenta


-
21
-
4.59
-
7
Apasionada y soñadora, viajera y navegante que cada día descubre una región de su alma.....