


En una cárcel de cristal se han convertido mis días.
Puedo contemplar el mundo, sin que el mundo me vea a mí.
Cazadora de sueños cazada yo me siento.
La vida pasa a mi lado, acariciándome, como son acariaciados los árboles por el viento. Solo el aroma de su pasar, a mis sentidos llega.
El dulce sabor de su soplo queda prisionero en mi imaginación.
Uno, dos, tres... diez. Cuento y cuento minutos pasar.
Mis manos siguen inmóviles, mi corazón corre y mi mente vuela. Galopa mi corazón recordando momentos que yacen en la fosa de los días olvidados. Penitencia del presente, cruel destino.
Uno, dos, tres,...cien. Corro y corro y corro. Lo veo, el túnel. Mis manos tiemblan, un sudor gélido recorre mi frente. La luz se refleja en mis pupilas, ávidas de deseo ferviente. Sí, existe la salida, conozco el camino, ¡quiero salir!
Grito, grito y mi voz se rompe.
Llora mi alma, mas ahora es alegría el veneno que inunda mis venas. Tristeza es el antídoto. Quiero morir, desvanecer con el letal suero de la dulce felicidad que me regalan tus besos...
y comenta
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Es muy sentido, sí, pero también tópico y empalagoso. Lo siento.
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