Muñeca rota y destrozada, la llamaban los que habían querido armar el rompecabezas de su mente, ella no quería ser arreglada, así era feliz....... http://piesfriosenlaespalda.blogspot.pe/2015/08/muneca-rota.html

Las notas de un clavicordio retumbaban en el laberinto de su intrincada cabeza. Los altos techos oscuros de aquel palacio negro la hipnotizaban. Miraba sus altos ventanales rotos ya por el abandono, algunos santos y santas que antes habían habitado los vitrales la miraban con sus ojos tuertos. Paseaba su vestido blanco entre los cuerpos retorcidos, bailaba dando vueltas a ciegas con una de las cabezas cercenadas, con las cuencas vacías, en su blanca mano que ahora manchada de sangre parecía una paloma muerta. La sangre que tenía a los pies la completaba, la extasiaba. El brillo del rojo líquido derramado inundaba sus ojos llenos de lujuria asesina. Una sonrisa se dibujó en su rostro, con los ojos cerrados disfrutaba ese momento infinito que entibiaba su cuerpo. Se sentía hermosa cuando mataba, nadie podía igualarla, poderosa, Diosa de la muerte, de la oscuridad eterna, el inframundo la esperaba, novia de Satán mismo, ella tenía un lugar especial en el infierno y se llamaba trono.

Muñeca rota y destrozada, la llamaban los que habían querido armar el rompecabezas de su mente, ella no quería ser arreglada, así era feliz. Pasaba el filo del cuchillo por su rostro como caricias de un amante, el frio metal la llevaba a un mundo de enajenación, sólo de disfrute y placer homicida. Sus largos dedos manchados de la sangre de sus víctimas que minutos antes clamaron por una expiación, por una piedad desconocida, se movían sobre el arma cortante acariciándola.  Su mente dibujaba arabescos y figuras amorfas tras sus párpados, sus oídos se llenaban de llantos y lamentos bailarines cuyas notas esbozaban en ella una sonrisa.

Dejaba su cuerpo al placer de los acordes del violín imaginario que tocaba enérgica danzando entre cadáveres, los hilos de piel dibujaban las notas musicales que por su degenerada mente pasaban y volaba, volaba en su demencia, en el feudo donde ella era reina, soberana, majestad, donde sólo ella entiende la magnificencia de ser divinidad en un cuerpo.