Cuando todavía no es tuya pero sabes que no siempre será así.

Todas y cada una de las veces que paso por delante de ella tengo que pararme para observarla, da igual que vaya de propio a su encuentro o que un paseo casual y desinteresado me lleve hasta ella. Es misteriosa, un tanto decrepita pues son ya mucho los años vividos, pero a la vez ese pasar de los años es lo que le da ese aspecto señorial, de clase venida a menos, que me atrapa y me vuelvo loco pensando en todas las historias que habrá vivido y visto. Estoy deseando entrar en ella, conocer todos sus secretos y recovecos más íntimos y sobre todo sacarla de ese abandono tan inmerecido que lleva años sufriendo.

Se que algún día será mía, sé que tendré que pagar un alto precio, alto en exceso, pero lo haré. Y el día que sea mía me sentiré poderoso por haber podido comprar La Casa del Parque que durante tantos años me ha estado llamando.