


Un cumpleaños singular
Esperó hasta cumplir sus cuarenta años. Salió menos abrigado por la prisa y el paquete. Allí estaban el puente y el abismo. Miró hacia abajo y arrojó lo último que le quedaba de remordimientos y proyectos incumplidos. Allí quedaron el anillo y un ramo de flores marchitas, regadas con sus lágrimas.
y comenta
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Buen micro...arrojar lo negativo...si se puede fantástico. Saludos¡Mil gracias, Omar y Leomaría. ¡Un gran abrazo!Casi siempre en el singular, se esconde la verdad, saludos!!!Fin de la hora de los balances. Un cambio de planes, los impuestos por la sociedad; pero queda vida. Lo único indispensable de verdad. Interesante relato. Saludos. Un gusto volver a leerte.


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Escritor, poeta, investigador, docente universitario y promotor cultural