A veces la mente nos juega mal.

Escribo esta carta porque me preocupa seriamente que nadie llegue a saber el motivo de mi desición.
He estado meditando acerca de que en el espacio exterior hay muchos asteroides circulando por todos lados. ¿Y qué pasaría si uno de esos asteroides llegase a impactar contra el planeta? Pero eso no es todo: el mundo va a ser un caos porque ya se va a terminar el combustible. Aunque mi amigo M. me haya dicho que ya se ha ideado la solución para lo del combustible y que solamente estan esperando a que el momento llegue, pero eso no me tranquiliza.
Puede haber un fuerte terremoto que derribe mi casa y puedo morir aplastado o peor asfixiado por el polvo. ¡Asfixiado por el polvo, eso es horrible!
Pero las cosas no estan mejorando para mí. Hace una semana mientras trabajaba en la cocina del restaurante, preferí tomar agua en lugar de soda ya que oí que un error en los envases de plástico podría ser mortal. Días después hervía el agua que tomaba durante quince minutos como lo habían recomendado los especialistas.
Peor aún, desde hace tres días estoy usando una máscara de gas todo el día, incluso cuando salgo a la calle y todos me miran con asombro. Ultimamente no estoy comiendo y no he bebido agua por razones parecidas, por eso he comprado este revólver, trato de tranquilizarme: <<¡Tranquilo Eduardo, tranquilo!>> No puedo más, pero y si la bala falla, han ocurrido casos. ¡El revólver! Voy a colocarlo en mi cien.
(¡Pum! ¡Blag!)