


Me dejarías varado, viviendo para intentar morir.
Casi me tocaba el mediodía y las ganas de salir corriendo no se hacían esperar, casi me quedo a esperarte pero llegaste temprano y destruiste la ilusión que me daba esperar que llegaras, el silencio tenue de tus pasos se compartían el protagonismo con el mover de tus cabellos rojos y vivos, yo casi no podía moverme, todo era una alfombra para ti, desde el sol que le daba luz a tu cuerpo, hasta la brisa que jugaba con tus cabellos, el calor se propagaba a niveles óptimos y la respiración se me entrecortaba sin querer, me recordabas con cada paso y el tan-tan de tus caderas que era un simple mortal, destinado a morir, ya sea por causas tuyas o ajenas a ti, dudo mucho que el mundo se parara cuando te vi llegar, pero es casi imposible dudar que todo lo demás giraba en torno a ti aquella tarde que te vi llegando, despacio, sonriente y capaz de atar mil cabos con 2 palabras, era difícil pronunciar tu nombre, pues tenías varios, pero yo aprendí a llamarte como mas me parecía, respondías a todos mis llamados, sabias diferenciar el tono de mi voz gruesa, esa era la mejor parte de tu llegada, rápidamente y sin que nadie te encomendara la tarea supiste abarcar desde mis miradas mas vulgares, hasta mis mas dulces palabras, lo eras todo ese día, te creía eterna, jurabas vivir como todos y morir algún día, pero yo sabia que mentías, que eras descarada en tus afirmaciones, y es que en tus labios podría habitar fácilmente el monte olimpo, los arcangeles y los profetas, y al mismo tiempo los jinetes del apocalipsis con todos sus ángeles caídos, eras calor y frío, infierno y cielo... Sabía entonces que vivirías para darme la vida, que morirías por quitarme tus secretos y callarías luego para vivir para siempre.
y comenta
-
Este relato no tiene comentarios
-
Intentas hacer tu propio camino, pasear tus propias veredas, pero no cuentas con el hecho de que soy más parte de ti, que mucha de tu sangre...
Serán tus noches, y tus días una línea de recuerdos que te llevaran de nuevo a casa.
Ahora sabes lo que es morir, pero sigues teniendo el deseo de querer repetirlo.