


Felicidad con alma.
(A mi primogénito).
No quiero ojos así, ya sabes, llorar no me interesa.
Adelante con las manos amigas,
Con las bocas alegres, alegres pero de verdad,
No a media asta.
Las quiero abiertas, sonoras, limpias,
En el clarear de los nuevos días
Que ya no veré pero tú sí, y eso lo es todo,
O más que todo, es la vida toda
Que en realidad comienzo a vivir
Mientras tu corazón sonría y tus ojos
Se enamoren.
No creas que la muerte es sucia, ladrona.
Para nada. La muerte es la orilla de la playa,
La mar en calma, el horizonte por fin cercano.
…Y esperaré feliz, esta vez sí, feliz en la serena tarde.
Eterna estancia para la familia que se abraza
En una vida plena, ahora sí, sin miedos, sin mecánica.
y comenta
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De un lirismo que apela a las estructuras internas del alma. Gracias amigo.Buen poema. Tiene imágenes muy buenas y creo que está bien llevado, tomando los riesgos necesarios, escrito casi de forma apacible y sin sufrir. Intentaría que no empezasen todas las líneas en mayúsculas, porque a veces cuesta distinguir lo que es una coma o cuando el verso ha finalizado.Que manera tan valiente de despedirseEscribe tus comentarios...Guárdaselo, para que lo lea.la muerte es solo el comienzo je :)Me he recordado un poema de Darío que dice: ¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia Ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia. Es semejante á Diana, casta y virgen como ella; En su rostro hay la gracia de la núbil doncella