


Cuando menos lo esperaba unas piedras los reunieron.
Faltaban unos 200 kilómetros para alcanzar el final. La ruta costera espiritual era un reencuentro con uno mismo. Era solidaridad, hospitalidad y naturaleza, sin duda, una buena forma de contemplar paisajes extraordinarios. Otras rutas populares permitían descubrir pueblos con encanto y calzadas romanas, prueba de ello es que muchos peregrinos comenzaron a emprender el camino desde Aquitania.
La suave brisa del Cantábrico recorría cada poro de su piel y los últimos rayos de sol difuminaban los colores del horizonte. El arrebol que se divisaba marcaba el fin de un verano jacobeo complicado. Aquella tarde, después de subir una escalinata, le vinieron a la mente algunos recuerdos, pensó en algunos de los errores cometidos. La tristeza empapaba todo su ser y sus pensamientos le atormentaban. No pudo actuar a tiempo. Quizá podía haber evitado aquel final, quizá unos segundos hubiesen bastado para sellar la paz entre ellos y continuar el viaje juntos.
De repente, notó el sonido de unas pisadas y algunas piedras fueron arrastradas en el camino, parecía que alguien se acercaba. Finalmente, pudo sentir de nuevo unos rayos de esperanza.
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Marilia te agradezco inmensamente tu valoración a "LA PALABRA". La verdad es que me he quedado sorpendido, porque recibir después de muchísimo tiempo de estar ausente una valoración nueva, ¡jo! , me ha dejado estupefacto. Gracias de todo corazón. Tu "RAYO DE ESPERANZA" me ha parecido magnífico, tu prosa atrapa por su belleza y perfección, incluido naturalmente las estupendas descripciones de la Naturaleza Cantábrica. Realmente un corto fantástico con un no menos bello mensaje. Un cordial abrazo virtual, pues, de este "compi" de otros tiempos- StavrosMuchas gracias a todos por leer y comentar. Un saludoLo bueno que tiene el "camino" de la vida, es que de alguna manera siempre se recupera la esperanza, que es lo que nos motiva a seguir viviendo. Pues la vida suele basarse en error y corrección.Excelente. Sus historias se me van a hacer imprescindibles, no deje de escribirnosBuen relato. Me hizo recordar algún tramo de un viejo camino de Santiago. Y le has dado emoción y suspenso. Continúa escribiendo. Un abrazo.