


Nada más que el todo, se precipita;
Sugerida la pena como es menester
Pasó de largo, para mí es infinita
Sin reloj, sin palabras, sin querer.
Onírico, aun así, se difumina nebuloso
Conmovido por tu dulce danza
Mi sublimar como rueda, te alcanza;
Me pesan los años, testigo azaroso.
Ataviada entre láminas de seda
Tu imagen percute fuerte mi pecho
Intento huir a una próxima salceda
No deseo perecer sucio y maltrecho.
Olvidar a quien olvida no seduce
A quien maldice al bendito cielo,
Ya no existe un alma que induce,
Ni siquiera se atisba, un posible infierno.
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Un tan estupendo como terrible poema, que habla de una nada a la que nosotros debemos de llenar como podamos.
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Micropoema presentado al concurso de la Fundación José García Nieto · Fundación Pública Gallega Camilo José Cela


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Escritor aficionado. Sin disponer de mucho tiempo intentó leer, y escribir sin reprocharme el que perdí en su día. "Nunca podrán profanar tus ideas y tus pensamientos, mantener limpia la conciencia es vital para un alma transparente"