


Esas sensaciones extrañas que sentimos en muchas ocasiones y que no sabemos ni como controlarlas ni como pararlas.
Puedes decir que estás bien, y nadie te cuestionará. Pero ella te mirará sabiendo que mientes. Que mientes por mentir, y tú te sentirás mal. Hará que te sientas dolido, muerto, fusilado, enano. Hará que te duela la barriga, y los ojos de aguantar las lágrimas, la garganta se volverá a irritar y una arcada te subirá desde el estómago hasta la garganta. Y lo aguantarás. Porque la seguirás mirando. Seguirás observando sus ojos. Y ella los tuyos.
Cambiaréis de tema, y ella poco a poco se olvidará. Tú no.
Ojos lagrimosos, ojos rojos. La política de Rajoy que derivará a la muerte de Castro y al complot de Barberá, pero tú no escucharás. Tu sólo sentirás dolor en todo tu cuerpo. El cansancio. Hombros caídos, pensamientos en alza.
Puede que aun siga pensando en lo que pasó.
Puede que ya no quiera volver a hablar.
Puede que poco a poco, se olvide de ti, cómo se olvidó de mí y como yo me olvidé de todos.
Menos de ella.
Puede que tú, te olvides de ella para llegar a acordarte de mí.
Puede que ella nunca se olvide de ti, como lo hizo de mí.
Puede que ella realmente te llegue a amar, cómo yo la ame a ella, y cómo tú me amaste a mí.
Puede que sea sólo mi deseo interno, que ella se olvide de ti y vuelva a mí.
Puede que sólo la quiera ver olvidar, para yo poder olvidar.
Puede que yo sólo quiera olvidar. Porque el dolor es más fuerte que mil balas en el estómago. Es más fuerte que ver a alguien morir. Es más fuerte que no poder controlar lo que sucede, y ver el mundo derrumbarse pedazo a pedazo.
Es más doloroso que ver tu propia muerte reflejada en una sátira propia de un escritor demente que calcula tú vida, para que tú sufras y otros rían.
Así que, por favor, deja de reír que moriré y tus risas sólo avivarán la llama que no siento por ella y sí por ti.
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"Estoy bien" la mayor mentira de nuestros tiempos.
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Una de mis más sinceras reflexiones sobre la libertad expresada en forma de metáfora
Pequeño tributo a la indignación que me lleva corrompiendo desde que abrí los ojos, y no he podido volverlos a cerrar.
¿Y qué importa lo que opinen los demás? Porque algunas acciones se basan en esa pregunta, pero todavía más en su respuesta.
Esas sensaciones extrañas que sentimos en muchas ocasiones y que no sabemos ni como controlarlas ni como pararlas.
¿Cuántas miles de reflexiones sin pasión han sido escritos? Demasiados, pero menos mal que este no esta en ese millar.
Cuando los sentimientos son tan fuertes que tan solo te puedes deshacer de ellos mediante el intento (mayoritariamente fallido) de expresarlos.