Me arrepiento
de muchas cosas
y no tengo suficiente vida
para descubrir
si se tratan de errores
o impulsos
que rompen el hilo
que tanto intento enebrar,
¿a dónde debo ir,
si nunca viví la juventud
con las neuronas de menos
que tenían que sobrar?
Nunca hubo ilusión
por la calle de madrugada
o los comas etílicos
de los que presumir
cómo un bolso de marca
y ropa que recuerde
el poco dinero que tienes
y la cantidad de apariencias
que pretendes guardar,
¿a dónde debo ir,
si nunca hubo terrazas
o cervezas
para brindar por una vida
más simple que nunca
llega?
No hables de romances
en edades tempranas
ni tardías
ni existentes,
no hables de salidas del armario
inseguras
o triángulos amorosos,
si algo me enseñó
la cara alternativa
de la música
y la literatura
es que no hay geometría
donde puedas dormir
sin quedarte solo;
¿a dónde debo ir,
si nunca pude decirle
a ella, a él, a ella,
a alguien
que soy y no puedo
resolver eso?
Pienso en todas las caras
que quise borrar
y dibujar de otra forma
y que no me dejan dormir
si no aparecen de vez en cuando
para traer la duda
de lo que podría haber sido,
no fui amiga por lealtad
y ahora esas vidas siguen,
privando la mía
de realidades alternativas
y escenarios mentales
ocupados por otro yo
que envidio a deshoras;
¿a dónde debo ir,
si soy divergente
incluso en una multitud
diferente?
Todos los futuros que imaginé
no acertaron cuando crecí
y me di cuenta
de que muchas veces
los caprichos no pueden ser,
cómo fotógrafa
de las causas perdidas
o periodista
de miedo al fracaso,
cómo astrónoma
que no sabe sumar
o diseñadora
que dibuja garabatos
en sus ratos libres;
¿a dónde debo ir,
si no dejo a la creatividad
salir a jugar fuera
de la zona de confort
que ahogo y aprieto 
cada vez que me atrevo
a pensar en esa caja
a la que me gusta
llamar libertad?
Rosée,
podrías haber sido yo
si hubiese querido,
quizá no estaría arrepentida
de lo que no hice
y dije
y actúe sin consecuencias,
de las veces que te vi
y no me gustó
y cerré la puerta.
Rosée,
el mundo se echa encima de mí
y tú no hubieses soportado
tanto peso,
eres todo lo que quise
sin lágrimas
ni sufrimiento
ni dolor
ni cicatrices.
Rosée,
eres tan imposible
que tu irrealidad molesta,
¿a dónde debo ir,
Rosée, 
si no hay señales
y el tiempo no está
y me siento muy sola?