


Segundos platos es mi pequeño guiño a todos aquellos que una vez nos sentimos como un juguete. Engañados, pero que son capaces de levantarse más fuertes, más vivos y con menos miedo.
Y algo se revolvió dentro de ti, no lo dijiste, ni siquiera hizo falta, lo vi en tus ojos y en como la luz de tu rostro se desvanecía al verme. Si, al verme, no porque no lo hubieras pensado antes, si no porque de repente, tus pensamientos, de esos quizás pueda pasar se hicieron realidad en ese mismo momento.
Y si, ahí estaba yo, con los labios pintados de rojo, y entre ellos mi dientes blancos sonreían, reían, hablaban, bebían y miraban a unos ojos oscuros y profundos que hace un tiempo me hicieron olvidar el fuego de los tuyos, aquellos que me atraparon en su día, y pude ver como veías que tu plan b se iba alejando más y más, con cada palabra que compartía con él.
Y tu segunda opción inesperadamente se esfumó, ya no volvería a ser el premio de consolación, me dejaste, pero a la vez me querías tener ahí, por siempre, esperándote, mientras ibas de cama en cama, con chicas que lucían perfectas a tu lado y llenabas tu estantería de bellos trofeos, que sé que no fueron capaces de llenar ese espacio que vaciaste al dejarme de lado. Querías libertad, dijiste, que te agobiaba, me recriminaste, que no habíamos vivido lo suficiente, que querías algo más.
Y te dije que fueras a respirar libre, pero que yo no iba a estar allí eternamente, que nunca se me dio bien ser la segunda opción de nadie, que no lo merecía. Y mientras tu saltabas de una chica a otra, yo le encontré, donde menos lo esperaba, y todo encajó, colmando el vacío con abrazos, besos, caricias y conversaciones infinitas sin rumbo marcado pero que no importaba, ese vacío que yo había empezando a llenar con confianza, autoestima y amor propio.
Y sin decir nada te diste la vuelta y cerrando la puerta te despediste de ese plan b que creías tener sujeto, que pensabas que era tuyo.
Y no te diste cuenta de que yo no soy de nadie, que las segundas partes pocas veces funcionan y que ser la segunda opción, nunca fue un opción para mí. Siento haber truncado tus planes con mi impensable manía de ser feliz sin ti.
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Muy bien, sencillo y brillante. Me ha gustado mucho, gracias por compartirnos de lo que escribes!!
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Porque hay cosas en la vida que no se pueden cuantificar, ni pesar, ni medir, ni poner en una balanza...
Porque ser una mala mujer es más divertido, auténtico, impredecible y original. Despertad malas mujeres.
Para todos aquellos que tras una ruptura se han encontrado en un vorágine de pensamientos encontrados, y muy muy en el fondo al descubrir como todo se desmoronaba a su alrededor, y a la vez optimistas, también piensan que después de algo catastrófico uno es capaz de reponerse, siempre, más poderoso, más fuerte y más sabio.
Segundos platos es mi pequeño guiño a todos aquellos que una vez nos sentimos como un juguete. Engañados, pero que son capaces de levantarse más fuertes, más vivos y con menos miedo.