


silencio perfecto
Terror |
24.09.06
Sinopsis
A veces pienso que el silencio trae muchas verdades… nos hace pensar en el hecho de que existimos y nos hace pensar en la manera en la que lo hacemos, mas todas aquellas visiones se ven esfumadas, como que nunca hubieran estado, cuando llega el recuerdo… por lo menos eso me sucede a mí.
Dentro de la celda en la que mi alma se encuentra encerrada desde hace mucho, está el recuerdo de las lágrimas que derramé desde el día en que nací. Podría correr el riesgo de parecer un adolescente lleno de hormonas y depresiones… pero… ese es solo mi rostro, porque mi alma tiene más de 300 años, tiempo que se ha robado mis memorias, mis vivencias y mi propia vida… ahora, estoy condenado a tener siempre este mismo rostro y no poder transformarlo jamás, y peor aún pensar en la anhelada muerte… es la maldición de la vida eterna en medio de los recuerdos que no me dejan ver al silencio.
Todo comenzó cuando yo contaba con 16 años de edad, mientras caminaba por un barrio cercano al castillo en el que yo vivía, apareció ante mí una pálida muchacha de unos 20 años en apariencia, entonces… me contó todo: mi madre era una vampiriza por lo tanto yo tendría la misma maldición.
Entonces, por sus extravagancias, mi madre fue encarcelada y mis hermanas fueron violadas mil veces por los soldados alemanes… mi padre había muerto años antes en el campo de batalla.
Entonces me obligaron a unirme al ejército prusiano, donde recibía altos reconocimientos, mas la nobleza húngara quería que yo esté muerto por lo que cambiaron mi apellido al de Varkantzas, ahora yo era Pablo Varkantzas. Huí del ejército años después, para terminar viviendo en Polonia, donde me esperaban los últimos sobrevivientes de mi familia… Mis hermanas: Úrsula, Anna y Katherina, fueron internadas en un sanatorio mental después de abortar más de 17 hijos entre las tres, más tarde me enteré que mi madre había corrido peor suerte, hacia el año 1614, cuando la vi por última vez, había sido decapitada después de recibir crueles torturas… ahora no recuerdo su rostro, solo recuerdo que era la mujer más hermosa del planeta…
Al llegar a Polonia al gran castillo de Fretzseles donde habitaba un sujeto que resultaba ser mi nieto, me sentí muy desolado, porque me di cuenta que jamás vería a mi familia… todos habían sido consumidos por el ruido de los recuerdos.
Caminando por los pasillo, en una tranquila noche de verano, me encontré con una muchacha que me recordaba a mi madre: sus cabellos eren negros y su mirada daba más brillo que las estrellas… traté de acercarme pero ella se fue.
Según la tradición, los vampiros empiezan a comportarse como tales a partir de los 15 años o más… a partir de los 20, no pude ver más la luz del sol, y después, mucho después, mientras vivía en el castillo de mi nieto, ya me había acostumbrado a aquello: el calor que me brindaban las estrellas y la Luna.
Todas las noches salía escondido a alimentarme de la sangre de esclavas, mas eso no tiene importancia, porque cuando regresaba me encontraba con la misma muchacha, siempre ella… sus labios tenían el color propio del silencio y su voz me la imaginaba como el mismo cielo… algo que jamás tendría. Una noche me le acerqué, pero una vez más ella salió corriendo, hice uso de los que había aprendido en el ejército y la pude atrapar entre mis brazos… -¿quién eres?- le pregunté y ella con una voz mucho más sublime a la que me había yo imaginado respondió: -Ada se&
Dentro de la celda en la que mi alma se encuentra encerrada desde hace mucho, está el recuerdo de las lágrimas que derramé desde el día en que nací. Podría correr el riesgo de parecer un adolescente lleno de hormonas y depresiones… pero… ese es solo mi rostro, porque mi alma tiene más de 300 años, tiempo que se ha robado mis memorias, mis vivencias y mi propia vida… ahora, estoy condenado a tener siempre este mismo rostro y no poder transformarlo jamás, y peor aún pensar en la anhelada muerte… es la maldición de la vida eterna en medio de los recuerdos que no me dejan ver al silencio.
Todo comenzó cuando yo contaba con 16 años de edad, mientras caminaba por un barrio cercano al castillo en el que yo vivía, apareció ante mí una pálida muchacha de unos 20 años en apariencia, entonces… me contó todo: mi madre era una vampiriza por lo tanto yo tendría la misma maldición.
Entonces, por sus extravagancias, mi madre fue encarcelada y mis hermanas fueron violadas mil veces por los soldados alemanes… mi padre había muerto años antes en el campo de batalla.
Entonces me obligaron a unirme al ejército prusiano, donde recibía altos reconocimientos, mas la nobleza húngara quería que yo esté muerto por lo que cambiaron mi apellido al de Varkantzas, ahora yo era Pablo Varkantzas. Huí del ejército años después, para terminar viviendo en Polonia, donde me esperaban los últimos sobrevivientes de mi familia… Mis hermanas: Úrsula, Anna y Katherina, fueron internadas en un sanatorio mental después de abortar más de 17 hijos entre las tres, más tarde me enteré que mi madre había corrido peor suerte, hacia el año 1614, cuando la vi por última vez, había sido decapitada después de recibir crueles torturas… ahora no recuerdo su rostro, solo recuerdo que era la mujer más hermosa del planeta…
Al llegar a Polonia al gran castillo de Fretzseles donde habitaba un sujeto que resultaba ser mi nieto, me sentí muy desolado, porque me di cuenta que jamás vería a mi familia… todos habían sido consumidos por el ruido de los recuerdos.
Caminando por los pasillo, en una tranquila noche de verano, me encontré con una muchacha que me recordaba a mi madre: sus cabellos eren negros y su mirada daba más brillo que las estrellas… traté de acercarme pero ella se fue.
Según la tradición, los vampiros empiezan a comportarse como tales a partir de los 15 años o más… a partir de los 20, no pude ver más la luz del sol, y después, mucho después, mientras vivía en el castillo de mi nieto, ya me había acostumbrado a aquello: el calor que me brindaban las estrellas y la Luna.
Todas las noches salía escondido a alimentarme de la sangre de esclavas, mas eso no tiene importancia, porque cuando regresaba me encontraba con la misma muchacha, siempre ella… sus labios tenían el color propio del silencio y su voz me la imaginaba como el mismo cielo… algo que jamás tendría. Una noche me le acerqué, pero una vez más ella salió corriendo, hice uso de los que había aprendido en el ejército y la pude atrapar entre mis brazos… -¿quién eres?- le pregunté y ella con una voz mucho más sublime a la que me había yo imaginado respondió: -Ada se&
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¿Bathory no? Justo escuchaba una radio sueca y... Esss...algo confusa tu historia no me queda claro si estás hablando de un vampiro o algún otro ser de la oscuridad.
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