


Notaba que éramos solo una.
Estoy sentada en el alfeizar de mi ventana. Observo caballos correr al galope y me transporta a un sueño que tuve hace tiempo:
Iba cabalgando en mi yegua negra, eramos dos pero me sentía como si fueramos una sola. Yo no tenía que decirle que fuera más rápido y ella tampoco hacía amago de frenarse. Sentíamos la libertad corriendo por nuestras venas. Yo iba agachada, apoyando todo mi cuerpo sobre su lomo.
Por desgracia, nunca pude sentir esa sensación en la vida real, ella no estaba domada. Pero por suerte, sí existía ese vínculo del que tan orgullosa me siento.
Y, es que, a veces, tenía más conexión con ella, que con alguien de mi propia especie. Alguna vez me sentí más arropada y cómoda estando con ella que con cualquier persona.
y comenta
-
me gusto :)La verdad es que hay veces que se siente un gran vínculo con los animales. Bonito relato.
-
Nunca sabes dónde puedes encontrar el amor pero, sin duda, es algo que no está escrito.


-
20
-
4.45
-
407
1992. Una aficionada de la escritura con dotes sarcásticos y divertidos, lo que no por ello irreales. En todas mis historias de una loca soñadora, hay algo que interpretar.