


Siempre me encantó su ternura. ¡Hacia tanto tiempo que deseaba que fuera mía!. Su aroma era embriagador, aroma de mujer tierna y entregada, de hembra deliciosa.
Cuando por fin la tuve para mí solo, mi boca buscó su boca en un delirio de pasión arrebatada. ¡Por fin esa boca era mía!.Le aparté los negros cabellos que le caían sobre la cara y disfruté también de sus ojos, de su nariz, de sus mejillas, de su cuello. Qué rica me sabía toda ella.
Sus dedos también eran especiales, cortos y regordetes, me encantaba meterlos en mi boca y chuparlos, degustar su sabor salado.
Las velas iluminaban la casa y dejaban sobre las paredes sus sombras oscilantes. Estábamos ella y yo solos y era ya la hora de la cena.
La saqué finalmente de la gigantesca olla y la dispuse entera sobre mi plato. Se la veía tan tierna.
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Es predecible que algo malo le iba a pasar a la chica, pero yo no imaginé el canibalismo. Cuidado con los puntos después de las exclamaciones.Cómo imaginaba este truculento final. De diez, amigo.Bastante previsible el antropófago éste... La redacción no esta mal. He leído algún relato tuyo mucho mejor. Un saludoEl título no me ha adelantado nada, pero si que es verdad que es fácil anticiparse. De todos modos esta muy bien detallado. Saludos.si bien era predesible, quizas el titulo indica demaciado, aun asi esta buenoMe gusto. Sensual y de repente, todo cambia.