Sinopsis

CAPITULO III: La Entrada Norte

Odrek se encontraba en una especie de trance, había superado el Karmacuorum y se iba a convertir en el primer brujo de Esalorim. Las sacerdotisas estaban concentradas en proteger la presencia de Odrek de Nilheim. Todos en la sala sonreían satisfechos por el resultado, Thorn y Elveor se abrazaban, Esihagaer y Loneth se miraron incrédulos por lo que había conseguido, juntos se enfrentaron una vez a un Wormock y casi les costó la vida derrotarlo, pero estaban a la vez satisfechos por como se había desenvuelto en batalla.
De repente, Valdar irrumpió en la sala, entró como una exhalación y se dirigió hasta donde estaban Esihagaer y Loneth. Valdar era el hijo de un Elfo Oscuro del clan Ylsoh y una Sacerdotisa del Ranaren, por su valía y determinación se había convertido en el encargado de liderar la defensa del pueblo.
Esihagaer se irguió al ver el rostro descompuesto del inesperado visitante. - ¡Valdar! ¿Qué sucede?-
- ¡Nos atacan! – Todos en la sala se quedaron callados, Nilaah dejo su cántico.
- ¿Quién? ¿Cómo? – Se apresuró a preguntar Freyer.
-¡Nilheim! ¡Defendemos como podemos la entrada!
- ¡¿Tendremos que huir otra vez?! – preguntó Nilaah, bloqueada porque sus temores se habían echo realidad - ¿Pero como nos han encontrado tan rápido?-.
- ¡ Es imposible huir, las sacerdotisas han hechizado el poblado, nadie puede salir, solo se puede entrar! – dijo Valdar angustiado.

Una carcajada se escuchó en la sala.
- Se acabó Esalorim. ¡Los enemigos de Nilheim morirán! – todos miraron incrédulos a Arnum. Entonces Nilaah se dio cuenta de lo que había sucedido.
- Entonces…, Odrek no ha vencido al Wormock, era un ardid para mantener ocupadas a las sacerdotisas – dijo Nilaah abatida, como aceptando la derrota.
- Claro que no, ningún candidato puede derrotar a un Wormock, fui yo quien le hizo desaparecer a través del portal. Sabía que confiabas tanto en tu hijo que pensarías que el superaría el Karmacuorum y que por tu miedo a que descubrieran esta patética montaña, pondrías a todas las sacerdotisas para proteger al pequeño, en cuanto se concentraron, nuestro ataque era completamente indetectable – Arnum rió fuertemente ante la incredulidad de todos.


Odrek había salido del trance hace rato, pero nadie se había dado cuenta. Estaba preparando un hechizo, antes de que Arnum se diera cuenta, su cuerpo estallaba en llamas debido a una bola de fuego. Arnum se tiró al suelo intentando apagar las llamas. Cuando lo consiguió estaba mal herido, tumbado en el suelo e intentando recuperarse.

Odrek se acercó a Arnum con los ojos en llamas, le pegó una patada y lo volteó. Arnum yacía boca arriba - ¡Traidor! ¡Te considere mi hermano! – cogió el báculo y se lo clavó en el corazón. Arnum dejo de moverse.

Todos en la sala estaban quietos intentado asimilar lo que estaba sucediendo, un miembro de la casa Ranaren les había vendido a sus perseguidores. Nilaah no podía creer que su hijo hubiese pasado tantos meses bajo la protección de un traidor, Odrek podría haber muerto si Arnum lo hubiese querido así.

Los ruidos de batalla llegaron a oídos de Esihagaer, miró a Lonheth y ambos salieron de la sala. Rápidamente llegaron cada uno a sus aposentos. Esihagaer cogió su espada larga de doble filo. Lonheth envainó sus dos cimitarras. Ambos se encontraron al rato. Freyer y Valdar les estaban esperando.
- ¿Dónde esta Nilaah? – preguntó Esihagaer.
- Sigue en la sala del Karmacuorum. Acaba de salir del shock. Es