


Sostenía la copa entre sus manos
y la dejó caer,
distancia por recorrer
antes de estrellarse contra el suelo.
Segundos de agonía
ahogados en un suspiro de vodka.
Cayó, se quebró,
y lloró un liquido helado
que nadie vio.
Sostenía la vida entre sus manos
y se dejó caer,
distancia por recorrer
antes de un golpe seco contra el suelo.
Segundos de vacío
ahogados en un silencio amorfo.
Sus ojos se cerraron,
el viento tersó su cara
mientras volaba,
el viento juntó su alma
deshilachada.
Cayó, y no lloró
la pena que nadie vio.
a Miguel.
y comenta
-
Si yo fuera "miguel" estaría realmente orgullos de que me dedicaran tan bello poema. Me ha emocionado, al fin terminamos rompiéndonos como una copa que cae al suelo. Bella imágen, amiga. Un saludo, josep turu.Magnifico poema, Lola, con ese paralelismo de las dos estrofas. EnhorabuenaMiguel puede estar contento, sentida y hermosa dedicatoria. Un saludo.